El otro día caminando por la capital con mi pareja me percaté de la cantidad de grafitis que arruinan la belleza de la ciudad y su arquitectura. En algo coincidíamos los dos: si vas a hacer un grafiti, hazlo con un sentido artístico, con un propósito que vaya más allá de ensuciar una pared con un apodo o una palabra random. Sé más inteligente y sorprende al transeúnte con algo que le cautive.

Desde siempre, los grafitis, una forma de activismo callejero, ha dejado de ser tan activismo para convertirse en el lienzo en blanco de jóvenes sin ningún propósito. El debate siempre ha sido el mismo: vandalismo o expresión artística. Y, al igual que me preguntaba yo el otro día, hay otro punto peculiar de esta forma de comunicarse en el que reparar: la ortografía de los grafitis es deleznable.

Por suerte, no soy el único que piensa así. De hecho, todo cambió hace algunos años cuando un grupo de «héroes anónimos» sorprendió al mundo con una propuesta original y justiciera en el mundo del grafiti.

En plena noche, varios hombres empezaron a deambular por las calles de Quito, Ecuador,  armados con botes de aerosol. No eran activistas ni revolucionarios, sino pedantes gramaticales con una misión: corregir la ortografía de los grafitis de la ciudad. Editados con un spray naranja, rojo o similares, empezaron a aparecer en las redes sociales decenas de grafitis a los que se les habían añadido acentos, comas y signos de interrogación.

¿Quiénes son realmente estas personas? Se hacían llamar Acción Ortográfica Quito y se autodefinen como “héroes anónimos combatiendo el vandalismo ortográfico”. Aunque se desconocen sus identidades, se trata de un grupo desinteresado que ofrece lecciones de ortografía y gramática en las paredes de cada vez más ciudades del mundo. Hartos de los errores ortográficos que encontraban en los grafitis de las calles, se armaron de valor y un spray rojo para llevar a cabo su hazaña.

Su ideal es claro: las faltas ortográficas devalúan el mensaje e incluso lo afean. «Consideramos que, a través de esta noble tarea, brindamos un servicio social dirigido a promover el uso correcto del lenguaje y, de tal forma, librar a la sociedad de la confusión, frustración, angustia y malentendidos ocasionados por el vandalismo mal escrito», explicaban en su perfil de Facebook.

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