Muchos colegios de Primaria e Infantil con jornada partida se plantean cambiar a continua, en horario matinal, el curso que viene. Sin embargo, un estudio publicado este miércoles alerta de que este cambio sustancial en la jornada educativa tiene un efecto pernicioso en la salud emocional de los menores y un impacto directo en la brecha de género, dado que son las mujeres las que tienden a renunciar a horas de trabajo en pro de la conciliación familiar. Además, el cambio le cuesta dinero a las familias: pierden cada año unos 8.000 millones de euros en ingresos.

El Centro de Políticas Económicas de ESADE ha publicado un estudio muy crítico con la jornada escolar continua. Sus autores lamentan que «la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo».

La jornada escolar matinal (continua) se ha extendido rápidamente en muchos centros públicos de toda España en los últimos 30 años, dice el informe. Aunque no existen datos oficiales, las encuestas más recientes muestran que la jornada continua ya es mayoritaria en los centros públicos de Infantil y Primaria.

«La pandemia, además, está acelerando esta modalidad de jornada y es muy probable que lo siga haciendo durante los próximos años», asegura el informe. Con datos de una encuesta a 2.147 docentes, sus autores han observado que casi la mitad de centros en jornada partida (aproximadamente un 44,5%) están debatiendo el cambio para el próximo curso y una parte importante de los mismos (28,7%) ha activado votaciones para lograrlo, con enconados enfrentamientos entre las familias en algunas ocasiones. Su aprobación requiere el 66% de votos de padres y madres, tras la propuesta del claustro.

La jornada continua, perniciosa

Los autores –Marta Ferrero, Lucas Gortazar y Ángel Martínez– explican que hay estudios que sugieren la jornada partida «está asociada a mejores resultados» en el rendimiento de los alumnos. Y destacan que existe «evidencia abundante y robusta» de que el tiempo en la escuela supone un impacto positivo en los alumnos «en términos académicos y socioemocionales», por lo que aseguran que «la jornada partida, con un almuerzo temprano y una pausa después, se adapta mejor a los biorritmos de los alumnos y mejora su salud, ciclos de sueño y bienestar».

Su informe es pionero en comprobar el efecto que la jornada escolar tiene en la conciliación. Cuando la escuela tiene una jornada continua «el empleo de las familias se resiente, pues dificulta que sus jornadas laborales puedan superar las 25 o 28 horas semanales», concluyen.

Con datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), en el ESADE han calculado el efecto en el empleo de las familias. Para concluir que la jornada continua «tiene un efecto negativo y significativo en los ingresos y el empleo de las familias, especialmente grande para las madres, que son quienes concentran el 66,4% del impacto, lo cual contribuye a agravar las brechas de género existentes».

Según sus cálculos supone, cada año, una pérdida de 8.048 millones de euros de ingresos para las familias.

El informe dice que el profesorado es el colectivo que más se beneficia de una jornada matinal (continua), tanto en términos de bienestar como en posibilidades de conciliación. En una encuesta, este colectivo se muestra mayoritariamente a favor de la jornada matinal (continua); «y, paradójicamente, subraya los beneficios para el alumnado y las familias (y no tanto para el profesorado mismo) como las razones principales para justificar dicha modalidad de jornada».

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