A lo largo del mes de abril, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid aplicará las pruebas de evaluación para el alumnado de 3º (9 y 10 de abril), 6º de EPO (29 y 30 de abril) y 4º de ESO (25 y 26 de abril) con el aparente objetivo de evaluar el sistema educativo y mejorar la educación.
Durante los años en que estas pruebas vienen realizándose (y anteriormente las pruebas de Conocimientos y Destrezas Indispensables -CDI-) no hemos visto consecuencias beneficiosas para los centros con peores resultados. No ha habido más dotación de recursos materiales, ni de profesorado, ni de presupuesto, más bien al contrario en estos años los recortes han sido continuos.
Consideramos que estas pruebas pretenden valorar el nivel educativo sin tener en cuenta el punto de partida de cada centro, es decir, el contexto socioeconómico de la zona donde está ubicado, la composición del alumnado o los recursos con los que cuenta cada centro. Ni que decir tiene que Vallecas no ha salido bien parada, al igual que otras zonas con un alto grado de fracaso escolar. Son unas pruebas pervertidas en su origen y en sus objetivos.
La LOMCE pretende convertir la educación en una carrera de obstáculos con las evaluaciones externas o reválidas. Apuesta por una enseñanza basada en la presión del examen, una constante superación de pruebas desde Primaria, frente a un modelo educativo centrado en las necesidades y motivaciones del alumnado para contribuir al éxito escolar de todos y todas. Las tres reválidas previstas sólo persiguen seleccionar cuanto antes al alumnado para enmascarar el abandono y el fracaso escolar.
Desde la FAPA de Vallecas no queremos quedarnos de brazos cruzados ante esto.
Que no te engañen si te dicen que las calificaciones obtenidas en estas pruebas van a contar como nota de evaluación o servirán para otorgar becas.
NO ES CIERTO, no se tendrán en cuenta para la nota final ni para la obtención del título de graduado en ESO. Solo figurará en el expediente un “no presentado” sin mayores consecuencias.
Aspiramos a una enseñanza de calidad, participativa, libre y solidaria, que contribuya así a la educación integral del alumnado, en el marco de una escuela financiada con fondos públicos, laica, pluralista, científica, humanística, no sexista, y democráticamente gestionada, que sea consciente de las características de su entorno e integradora de las diferencias del alumnado.