La LOMCE ya entró en vigor en primaria el curso 2014-15. En el próximo, 2015-16, entrará en secundaria y bachillerato, implantándose en los cursos impares (1 º ESO, 3º ESO, 1º BACHILLERATO). Creemos que es un buen momento para recordar por qué esta ley debe ser paralizada, por qué nunca debería implantarse.

  • En primer lugar la LOMCE es una ley elaborada sin consenso. Los partidos de la oposición y la comunidad educativa casi al completo, han mostrado su total desacuerdo con esta nueva norma. En España no se ha elaborado nunca ninguna ley que contara con un apoyo claro, pues cada partido que ha gobernado, ha tratado de imponer su propia norma. Es obvia la dificultad que esta tarea entraña dado que la diversidad de enfoques que cada colectivo social le quiere dar a la educación es difícil de conjugar. La religión, la mercantilización de la educación, la educación concertada, la metodología, el apoyo o no a las humanidades, enfrentan y enfrentarán a unos grupos y otros; pero es posible llegar a acuerdos básicos, máxime si se dejara esta tarea, la de elaborar un marco común para todos/as, en manos de los profesionales, los docentes. Las leyes de despacho, elaboradas de espalda a la realidad educativa, nunca pueden salir bien.
  • El enfoque que se le da a esta norma, algo que ya se intuía en otras anteriores pero que ahora resulta más que evidente, es la mercantilización que se hace de la educación. El objetivo de la ley, ¿debe ser formar trabajadores o personas?, nosotros/as creemos que lo segundo. Las leyes educativas deben cimentarse  sobre el hecho de que la sociedad necesita personas formadas, no trabajadores/as dóciles. Sabemos que esas personas algún día tendrán que incorporarse al mundo laboral, pero si algo nos ha enseñado esta crisis es que, los mejor formados, no sólo los universitarios sino también los que contaban con otros estudios de FP, han conseguido capear mejor el problema. Por ello, no deberíamos obsesionarnos con qué enseñar a una niño/a de 11 años para que sea un buen trabajador en el futuro sino para que sea una persona autónoma capaz de salir adelante en el mundo en el que nos ha tocado vivir.
  • Esta ley fomenta aún más la competencia individual. Esto ya está presente en las anteriores normas y es una constante en gran parte de las aulas españolas. Sin embargo, cuando sean adultos, nuestros alumnos/as deberán desarrollar actividades en equipo en un alto porcentaje. Desde convivir en una comunidad de vecinos donde deberán llegarse a acuerdos, trabajar con otros colegas con los que deberán coordinarse… Les estamos enseñando a competir entre ellos no a colaborar. Sin embargo, son numerosos los estudios que confirman que se aprende más colaborando a través de una aprendizaje más cooperativo, que tan solo potenciando la competencia individual. Las pruebas externas potencian esa competitividad que hará a nuestros estudiantes más individualistas.
  • La competencia que promueve esta ley no sólo es entre alumnos/as, sino entre centros. Para ello, está prevista la elaboración de rankings de centros con los resultado de las pruebas externas que se tienen previsto realizar. Este modelo está vigente en países anglosajones con resultados muy cuestionables. El problema es que a la hora de elaborar estos ranking no se tiene en cuenta el contexto. Los informes internacionales vienen a coincidir que lo que más influye en el alumnado es su entorno socio-económico. Si eliminamos esa información y nos dedicamos a elaborar listas de centros, como ya se hace en algunas CCAA, sólo conseguiremos confundir, crear falsas expectativas y opiniones negativas sobre centros y barrios, lo que puede ser muy negativo especialmente para los que tienen mayores dificultades. Además, la LOMCE vincula la obtención de recursos, a la posición que el centro ocupe en este ranking, tratando de premiar así los centros con mejores resultados. Los centros de los barrios obreros verán además reducidos sus recursos, siendo estos lugares los que cuentan, a priori, con mayores necesidades.
  • Es una norma que desprecia, aún más si cabe, las materias más creativas así como las humanidades. El alumnado necesita crear, imaginar, inventar,… es una parte importante de su crecimiento individual, que con esta ley queda reducido a mera anécdota. El ataque a las humanidades no es nuevo y está relacionado con el deseo de algunos/as de que los ciudadanos gocen cada vez menos de un espíritu crítico que les lleve a cuestionar el orden establecido.
  • Una de las reivindicaciones de las familias, especialmente en tiempos de crisis, la gratuidad de la educación al completo, queda una vez más fuera, por lo que la educación no obligatoria seguirá siendo de pago. Esto afecta especialmente  a las familias más vulnerables, las que tienen menos recursos o viven en zonas rurales alejadas de centros universitarios. La conciliación de la vida familiar queda una vez más torpedeada, porque la Educación Infantil de 0-3 años, al no ser gratis, supone un escollo para la búsqueda y el mantenimiento de empleo para muchas familias.
  • Para obtener el título de la ESO y BACHILLERATO, los alumnos/as deberán aprobar una reválida, independientemente de si han aprobado o no el curso. Corremos varios riesgos si basamos la evaluación del alumnado en esas pruebas. Por un lado, podemos fomentar una competitividad desmedida y una frustración enorme entre el alumnado. Todos hemos podido ver, con horror, esas familias chinas que acuden con sus vástagos a este tipo de pruebas y lo que son capaces de hacer porque se están jugando su futuro. ¿De verdad queremos eso para España? Por otro lado, algo que ya pasa más de los que nos gustaría en 2º de Bachillerato, es que las clases se conviertan en meras academias de preparación de exámenes, perdiendo la esencia de lo que significa la palabra educación que se transformaría en mera instrucción.
  • Se mantienen los conciertos educativos, no sólo los que segregan por cuestiones económicas (a través del pago de cuotas u otros conceptos), sino también los que segregan por sexo. Los países europeos con mejores sistemas educativos cuentan con un porcentaje mucho más bajo de educación privada del que tenemos en España.
  • Los directores/as, cada vez más nombrados a dedo por la administración, pasan a tener una mayor poder de decisión, aumentando a la vez que disminuye el del claustro que se convertirá en una simple comparsa. El director/a pasa a ser un gestor empresarial y el centro una empresa, ahondando así más en la mercantilización de la enseñanza. Entre las nuevas atribuciones, el director/a podrá rechazar a un interino/a que llegue al centro, sin respetar por tanto su lugar en la lista, rompiendo así el principio de igualdad de oportunidades. La precarización de los compañeros interinos/as será enorme, quedando al libre albedrío de unas directivas al servicio de las diferentes consejerías.

Fuente: https://soypublica.wordpress.com/