Todos los profesores, maestros, docentes, amantes de la educación o profesionales deberían conocer qué herramientas o plataformas utiliza mayormente su alumnado a la hora de consumir contenidos educativos, ya sea en soportes físicos o digitales. Si das clase a estudiantes entre 10 (incluso menos) y 18 años, deben sonarte El Rubius, Ibai Llanos y otros tantos streamers (creadores de contenido online). Para muchos adolescentes, estas personas se han convertido en sus nuevos modelos a seguir, copiar e imitar por encima de futbolistas, modelos o actrices. Y no es de extrañar. Nuestros escolares consumen más contenido digital y online que en cualquier otro tipo de soporte a través de plataformas como Twitch, TikTok, YouTube o la recién llegada Club House.
Para tener un contexto, en 2020 los españoles consumimos una media de 4 horas y treinta minutos de contenido audiovisual en televisión (según el barómetro de UTECA), siendo el programa más visto, el partido de fútbol entre España y Alemania que retransmitió TVE (4.909.000 espectadores, 27,2 % de share) el 17 de noviembre con goleada española en la Liga de Naciones. Pues bien, el pasado 11 de enero, el streamer David Cánovas, más conocido como TheGrefg, batió el récord mundial de visualizaciones en directo de la plataforma Twitch. Este murciano consiguió reunir más de dos millones de espectadores a lo largo de su intervención. Otro claro ejemplo es este video de YouTube, de Ibai Llanos, motivando para la selectividad, que ya ha sido visto más de 6.700.000 millones de veces.
Nuestro alumnado actual ya no se conoce como la generación Z, los llamados nativos digitales. Los expertos empiezan a denominarlos como «la generación alpha«. Esta va a estar expuesta a la tecnología y al contenido online y digital más que nunca.
Una de las cualidades de estas plataformas es que “te permiten rebobinar”, es decir, puedes tirar hacia atrás y hacia adelante hasta lograr aprender algo de manera autodidacta. Quizás, por eso, el 70 % de las personas que entran a YouTube lo hacen para aprender algo o formarse a través de la pantalla. Pero en este caso, Twitch ha roto todos los récords superando en 2020 las 14.000 millones de horas de contenido. No es de extrañar que con estas cifras, y según indica un estudio de la Fundación CINNED y Future Lab, muchos adolescentes quieran ser de mayor youtubers, influencers, streamers o community managers. Si preguntamos hoy al alumnado, todavía un porcentaje muy alto apuesta por estas profesiones, pero muy pocos te responderán que quieren dedicarse a crear cosas para generar un impacto social, a la ciencia de los datos, al internet de las cosas o a la Inteligencia artificial. Es una respuesta lógica, ya que el niño más rico del mundo es youtuber.
La disparidad entre el sistema educativo y el futuro laboral de los alumnos
Otro tema aparte, es si en la escuela o los colegios enseñamos verdaderamente lo que el alumnado quiere aprender o lo que debería aprender. ¿Sabemos qué serán de mayores? Muchas personas han utilizado siempre la expresión “nunca jamás he vuelto a hacer una raíz cuadrada” o «hace no muchos años en el colegio se aprendía mucha más cultura general que ahora y sabíamos más de todo, salíamos más preparados». Nuestros estudiantes se enfrentan a un futuro laboral muy incierto. Tanto es así, que la pandemia todavía ha acentuado más el paro juvenil: el 20 % de los trabajadores por debajo de 25 años han perdido su trabajo. Orientarlos desde pequeños debería formar parte de nuestro proceso de enseñanza.
La tecnología, la innovación, el teletrabajo y el futuro de la educación van a deparar en grandes cambios en el sector laboral. Quizás estamos ya en el buen camino hacia la orientación. En muchos entornos educativos se empieza a hablar de cosas como las habilidades blandas, o las soft skills, un conjunto de habilidades sociales como la comunicación, el liderazgo, la motivación, la paciencia o la resolución de problemas que, aunque el curriculum escolar no las incluya, se empiezan a trabajar de manera transversal.
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