Diecisiete años después de la puesta en marcha de la recogida selectiva de envases a través del contenedor amarillo aún surgen dudas sobre lo que se debe depositar en él. Hay consenso generalizado sobre las botellas de plástico y latas de bebidas y los tetrabriks, y que incluso no hay que echar en ellos juguetes, utensilios de cocina (sartenes, por ejemplo) o ropa, pero, ¿a partir de aquí? ¿Dónde va una cápsula de café? ¿Y un envoltorio de caramelo, un táper usado, una bolsa de redecilla de patatas, una caja de CD o DVD, un frasco de jarabe vacío, una botella de amoníaco o un tenedor de plástico?

Según datos del sistema integrado de gestión del contenedor amarillo, Ecoembes, a pesar de que ha habido una evolución positiva en cuanto al depósito de impropios, estos están entre el 25 y el 30%.

Algo hay que hacer, pero también por parte de administraciones y empresas, porque el último informe del Instituto Nacional de Estadística sobre residuos urbanos domésticos destaca que de los 22,4 millones de toneladas procesados en 2012 por las empresas gestoras, 18,3 millones correspondieron a residuos mezclados y solo 4,1 millones a la recogida selectiva. Recientemente, Eurostat, la Oficina Europea de Estadística, también nos ha sacado los colores, ya que, aunque generamos menos kilos de residuos por habitante, en 2013 estuvimos muy por encima de la media de la UE entre lo que tiramos y desaprovechamos en vertederos (el 60% frente al 31%) y por debajo en reciclaje (20% frente al 28%).

Hemos recogido diferentes tipos de envases, embalajes, envoltorios o recipientes aportados como ejemplo por personas que en alguna ocasión se han encontrado en la disyuntiva de no saber qué hacer con ellos. A partir de ahí se ha generado una lista con ochenta objetos y se ha remitido a Ecoembes, para su consulta. Pincha aquí para ver el resultado.

contenedor amarillo