Como director de un colegio de Educación Infantil y Primaria de 700 alumnos ando bastante preocupado por la reincorporación a clase en septiembre. Y no ya por la organización en sí, que también, sino por las medidas que nuestras autoridades educativas vayan a intentar imponernos a base de Instrucciones y Resoluciones sin saber si son o no son posibles de llevar a cabo. Me temo que estamos en una guerra con dos frentes: por un lado está el dichoso COVID19 y, por otro, la viabilidad de las decisiones y medidas que se adopten para que el alumnado vuelva a clase. Creo que urge un diálogo con todas las partes implicadas en esta «vuelta al cole» tan especial; pero también creo que en ese diálogo quienes más pueden aportar son aquellas personas que están al pie del cañón y saben qué es viable y qué no es viable para conjugar esta mezcla tan explosiva que puede llegar a ser el combinar niños y virus en la escuela. Y el guión de ese diálogo no puede venir impuesto desde arriba: hay que irlo desarrollando entre todos.
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