l llamado síndrome postvacacional no afecta solamente a los adultos, también en el ánimo de los niños y adolescentes repercute la vuelta a la normalidad. Los síntomas más habituales son tristeza, apatía, decaimiento, falta de concentración, ansiedad e irritabilidad. Afortunadamente, no suele durar mucho y una actitud positiva por nuestra parte, sin duda, les ayudará a sobrellevarlo.
Según los datos del Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, este síndrome afecta al 15 % de los adultos y entre el 5 % y el 8 % de niños sufren algún episodio típico de este estado anímico. Se trata de algo pasajero que no suele durar más de una o dos semanas. No es tan importante el tiempo que se alarga, sino la intensidad de los síntomas y su interferencia en la vida diaria. En algunos casos la situación se puede complicar con la aparición de dolores de cabeza, de estómago o insomnio.
Un trastorno adaptativo
Los especialistas consideran que se trata de un “trastorno adaptativo”. Suele darse cuando al final de un periodo de descanso más extenso de lo habitual, tras el que no nos sentimos capaces de responder al alto número de demandas que supone la vuelta a la rutina o el regreso a la vida laboral. Los niños y los adolescentes también lo sufren cuando, al terminar sus vacaciones, que son mucho más largas que las nuestras, comienzan a organizar la vuelta al cole. Se sienten agobiados al tener que afrontar de otra vez sus obligaciones y responsabilidades.
Según la doctora María Jesús Cerecedo, experta en salud mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), “es más común que este trastorno aparezca en menores cuyos padres también sufren estos síntomas”. La vuelta al cole de los hijos suele ser un factor que agrava el estado anímico de estos progenitores. Así que, si vemos que a nosotros nos está afectando mucho, tratemos de racionalizar la situación y buscar alguna vía de escape que equilibre un poco la balanza.
Y, en cuanto a nuestros hijos e hijas, procuremos ser positivos y hacer que se ilusionen recordándoles lo que les gustaba el curso pasado. Las extraescolares, volver a ver a sus compañeros o la nueva mochila.
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