Cada vez que llega el comienzo de las clases, miles de familias comienzan a sacar las cuentas del potosí que van a invertir en libros de texto. ¿Por qué no existe un debate acerca del fin del libro impreso en materia de manuales escolares? Para José Luis Lozano –especialista en el uso de las TIC y maestro de Primaria en el colegio Talhara, en Benacazón (Sevilla)– el problema radica en “el espacio que ocupan los libros de texto en la realidad de la escuela, pues la influencia que tienen en la vida diaria de los centros educativos de España resulta más importante y significativa que cualquiera de las leyes aprobadas en el Parlamento”.

Lozano fue uno de los pioneros en la creación de Aulas Virtuales: el portal que dirigió con Juan Béjar en la escuela de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) fue una referencia en Andalucía. Sin embargo, aunque admite que “la cantidad, la variedad y la calidad de los recursos educativos existentes en Internet resultan excepcionales”, prefiere apostar por “una reforma absoluta y radical de la formación del profesorado”. Lo que viene a decir es que ante la escasez, mejor preparación: “Los centros educativos públicos no disponen de los recursos digitales mínimos necesarios para que el alumnado y el profesorado tengan acceso a la fuente de propuestas disponibles en la Red”.

Curiosamente, las grandes editoriales escolares ya incluyen en sus ediciones herramientas electrónicas para que el estudiante trabaje en su ordenador tal como lo haría en papel. Así, los centros y profesores que eligen a tal o cual editorial reciben formación, actualizaciones en línea y hasta equipos informáticos, siempre y cuando trabajen de forma exclusiva con el mismo entorno editorial. No obstante, la hegemonía de los grandes grupos resulta contestada desde plataformas que apuestan por la economía solidaria. Textos Marea Verde promueve la redacción de manuales gratuitos y la red IRES es partidaria del intercambio de recursos y conocimientos a través de la Red. Leopoldo Acal, uno de sus portavoces, es rotundo al respecto: “Desbordemos el formato libro de texto y compartamos materiales y propuestas que, ajustados al currículo, respondan a un modelo educativo más abierto al mundo, más respetuoso con la infancia, más interdisciplinar, menos transmisivo”.

En efecto, la Red está felizmente llena de notables recursos educativos creados y promovidos por una legión de maestros que sólo precisan un espíritu emprendedor comparable a su vocación filantrópica, pues si fueran capaces de ofrecer sus creaciones a través de archivos descargables en tabletas u ordenadores portátiles, sin duda los precios de los textos escolares comenzarían a bajar. Y que conste que en España los centros son libres de recomendar manuales o no y los profesores pueden emplearlos o no, aunque los haya sugerido el propio colegio. En Andalucía –puntualiza Lozano– los manuales son gratuitos, “pero si un docente decide no utilizarlos debe elaborar un proyecto, certificar la autoría de sus materiales y superar un proceso de aprobación” porque “la Administración, con independencia del partido que gobierne, siempre intenta vehicular los procesos educativos a través de los libros de texto”.

En Alemania se han digitalizado todos los manuales escolares para que estén disponibles en la Red o en dispositivos de almacenamiento, de manera que las familias o los centros apenas pagan un canon por las actualizaciones. Pero las superpotencias no son las únicas que predican con el ejemplo, porque en Chile ya se ha puesto en marcha la metacognición (que el alumno pueda gestionar su propio ritmo de aprendizaje) en soportes electrónicos y en Ecuador es posible descargar los manuales escolares digitalizados por el Ministerio de Educación.

Ergo, si no hay e-books escolares en España no es por falta de ideas o capacidad.

Fuente: www.elpais.com