La educación ha vuelto a pasar al primer plano de la actualidad mediática con la difusión que se está dando a las propuestas del Libro Blanco de la Profesión Docente, encargado por el actual ministro de educación al filósofo José Antonio Marina. Nos parece que hay diversas cuestiones en ello con las que no estamos de acuerdo y creemos que hay que denunciar.
Nos parece que los problemas del sistema educativo hoy se han de afrontar de otra manera. No se precisan salvadores expertos que, desde su posesión de la verdad, nos quieran salvar a todos, sino la participación de todos los implicados en nuestra propia salvación. Esperamos desde hace años la posibilidad de que se abra un debate colectivo, sereno y calmado, sobre el tema de la educación y del profesorado en nuestro país. Lo que se hace es puro electoralismo.
No se puede hablar del perfil del docente que se necesita hoy sin tener en cuenta qué modelo de educación y de persona queremos y para qué sociedad. Si es para crear ciudadanos dóciles y sumisos necesitaremos un profesorado acrítico que sea obediente a lo que le mandan, como ahora sucede. Si queremos ciudadanos protagonistas de su vida, justos, igualitarios, libres, solidarios, participativos y críticos, necesitamos un profesorado bien formado, apasionado con la educación, crítico, libre, justo, solidario, comprometido ética y políticamente con la escuela pública (la única que garantiza el derecho de todos a la educación) y la construcción de una sociedad con mayor equidad y justicia social. Por eso necesitamos otras propuesta en otra dirección.
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