Hablar de educación conectada equivale a pensar en cómo debe ser la escuela en tiempo de redes.  Es tratar de respondernos a la pregunta básica de por qué la escuela. Es indagar sobre cuál debe ser la misión de la escuela. Es pensar cómo debe ser educación para poder dar respuesta a un mundo en el que tanto el aprendizaje como el conocimiento están por todos lados, uno porque se ha convertido en la principal competencia de futuro, el otro porque es tan abundante y accesible que ha perdido su valor. Es ser capaces de proponer una nueva manera de entender la escuela. Es, en el fondo, preguntarnos sobre qué futuro queremos para nuestros hijos y qué papel debe desempeñar «la escuela» en ese futuro.

Hay muchas maneras de responder a estas preguntas. A mi me gusta seguir pensando en la escuela ante todo como un lugar de ciudadanía, si me permiten como un lugar para la innovación ciudadana. Me gusta reformular la pregunta y tratar “tan solo” de responder a cuál es (o cuáles son) el mejor método para que un alumno sea en el futuro un buen ciudadano (Piaget). Y me gusta también pensar la escuela no como un lugar donde reside y se transmite la verdad, en donde se dan explicaciones (Rancière), sino como un lugar que nos permita hacer el futuro humano más grande que el pasado, más grande en el sentido de crear seres humanos que puedan imaginar más y hacer más” (Rorty). Estoy totalmente de acuerdo con Rorty cuando dijo que “en lugar del lema un tanto engañoso la verdad nos hará más libres, deberíamos decir nuestra capacidad para volver a describir las cosas con términos novedosos nos hará más ricos, complejos e interesantes de lo que éramos”.

Hablar de la escuela en tiempos de redes es pensar las escuelas como lugares que “promueven que las personas lleven una vida razonable, sean racionales en el sentido de que desarrollen habilidades para enfrentarse con problemas del medio en el que viven, que sean tolerantes, capaces de cambiar, de vivir y dejar vivir, de discutir, de tener más confianza en la persuasión que en la fuerza”. (Rorty)

Hablar de la escuela en tiempos de redes es hablar de nuestro presente para prepararnos para el futuro. Es pensar en cómo educamos a nuestros hijos para su futuro y no para nuestro pasado. Es ser conscientes de que no es solo darles una formación especializada para desempeñar una actividad específica sino sobre todo habilitarles para ser capaces de responder bien a las necesidades constantes de reciclaje y de aprendizaje a lo largo de la vida.

Es aceptar que el aprendizaje no es una cuestión sólo de accesibilidad al conocimiento, ni una cuestión exclusiva de asimilación de contenidos. Que el aprendizaje es ser capaces de asimilar valores y procesos, de adquirir habilidades y competencias. Es desarrollar las capacidades para aprender a conocer, aprender a aprender, aprender a ser, aprender a hacer y aprender a convivir (UNESCO, 1996).

Hablar de educación en tiempos de redes es simplemente buscar que nuestros hijos puedan imaginar más y hacer más.

Fuente: http://carlosmagro.wordpress.com