Desde LA EDUCACIÓN QUE NOS UNE quisiéramos invitaros -al profesorado- a ir un poco más lejos y animaros a elaborar y compartir materiales didácticos y proyectos de trabajo que contribuyan a superar los modelos pedagógicos que subyacen a la mayoría de los libros de texto.

Entre las formas de resistencia a la LOMCE y desde la voluntad de paliar el enorme gasto que para las familias supone anualmente el desembolso en libros de texto vienen surgiendo en los últimos meses propuestas de diferente naturaleza:

– Por una parte, la Plataforma Estatal por la Escuela Pública insta a la comunidad educatica a proponer a través de los Consejos Escolares de los centros el mantenimiento de los libros de texto de años anteriores, al tiempo que CEAPA sugiere a las editoriales no embarcarse en la elaboración de unos nuevos manuales que podrían no tener salida en el mercado.

– Por otra, y desde Textos Marea Verde, se anima al profesorado a la redacción desinteresada de manuales gratuitos y disponibles en la red que vengan a sustituir a los libros de texto de las diferentes editoriales, de los que son réplica sin ánimo de lucro.

Desde LA EDUCACIÓN QUE NOS UNE quisiéramos invitaros a ir un poco más lejos y animaros a elaborar y compartir materiales didácticos y proyectos de trabajo que contribuyan a superar los modelos pedagógicos que subyacen a la mayoría de los libros de texto:

  • Porque en la mayor parte de los casos presentan de manera descontextualizada y enciclopédica un sinfín de contenidos atomizados y yuxtapuestos.
  • Porque presuponen un modelo transmisivo de la enseñanza en que el docente expone los contenidos y los estudiantes los memorizan y los reproducen acríticamente.
  • Porque en ellos el aprendiz es un mero ejecutor de ejercicios cerrados y no un artífice comprometido -individualmente o en equipo- con la resolución de problemas.
  • Porque las formas de evaluación a que abocan son exámenes individuales contrarreloj basados en la memoria a corto plazo que no se traduce en un verdadero aprendizaje, en un “saber hacer” y un “saber ser” más allá de las aulas.
  • Porque a menudo realizan lecturas restrictivas del currículo y condicionan la percepción social -del profesorado, de los estudiantes, de las familias- de lo que significa “aprender” y “(de)mostrar lo aprendido”.
  • Porque invitan a la confusión entre lo que el docente “enseña” –ya lo di-, y lo que niñas y niños realmente aprenden.
  • Porque parten de una mirada disciplinar anclada en patrones decimonónicos donde no se invita ni a la necesidad formativa de aprender a establecer vínculos ni a la lectura crítica del mundo.

Desbordemos por tanto el formato “libro de texto” y compartamos materiales y propuestas que, ajustados al currículo (o críticos con ellos desde sus mismas costuras, pero desde la argumentación y la construcción de alternativas globales), respondan a un modelo educativo más abierto al mundo, más respetuoso con la infancia, más interdisciplinar, menos transmisivo… no vaya ser verdad lo que sostiene Jaume Martínez Bonafé en este espléndido artículo: En la escuela, el futuro no es ya el pasado; o sí. Nuevos currículos, nuevos materiales.

Esta tarea compromete a toda la comunidad educativa. No solo porque si queremos una escuela abierta al entorno es momento de tejer lazos entre cuantas personas y organizaciones pretendemos contribuir a una educación crítica y emancipadora, sino porque con la colonización del sentido común que desde las agendas neoliberales se hace a partir del secuestro de términos como “esfuerzo”, “excelencia”, “calidad educativa”, “niveles”, etc. corremos el riesgo de que las prácticas de educación transformadora que han venido desarrollándose en los últimos años queden convertidas en reductos donde sólo los héroes o los mártires se atreven a inmolarse.

Fuente de la noticia: www.redires.net (Red de Renovación e Investigación Escolar)