Lleva más de un mes de encierro la comunidad educativa del colegio de educación infantil y primaria (CEIP) Arcipreste de Hita de Fuenlabrada en Madrid. Exactamente desde el final de curso. La razón: la negativa de la administración educativa del PP a permitir la matriculación a 19 niños y niñas de tres años en el centro y la apertura de un aula más de infantil.
El curso pasado la administración educativa cerró un grupo de infantil, de los dos existentes, por falta de matrícula. El buen trabajo, las necesidades y la legítima capacidad de decisión de los padres han hecho que subiera la matrícula a 44 solicitudes para el curso próximo. Pero la consejería ha incumplido su compromiso de volver a reabrir el aula si hubiera demanda suficiente. Está impidiendo que realicen sus estudios en el colegio a 19 niños, en vez de habilitar dos aulas con la ratio establecida. La dirección de la administración territorial Sur se ha negado a ello y ha tenido un trato despótico hacia las familias, negándose al principio a reunirse y no ofreciendo, después, ningún tipo de solución aceptable para las familias. La propuesta de la administración de reenviar a los niños a centros concertados bilingües es algo polémico que las familia no quieren porque prefieren un centro público.
De ahí la decisión de mantener firmemente un encierro de las familias y niños, que es una asamblea permanente y un lujo de actividades educativas, juegos, talleres y conciertos. Tienen la solidaridad de los vecinos del barrio de La Serna, de la Marea Verde, los sindicatos CCOO y UGT, de Aulas en la calle, de Plataformas por la Escuela Pública, de los trabajadores de Coca Cola siempre solidarios, del alcalde de Fuenlabrada y de los grupos municipales PSOE e IU, de Podemos y un largo etcétera. Se han manifestado en Leganés ante la DAT Sur el 11 de julio. Se han concentración ante la consejería de Educación el 24 de julio. También están recogiendo firmas de apoyo y ya han entregado 3.500. Tienen el respaldo de la FAPA Giner de los Ríos que ha interpuesto una querella por prevaricación contra la consejera Figar ante el hecho de que se conceden dos aulas de infantil a un colegio concertado con 37 solicitudes y se niegan a otro público con 44, algo que perjudica a sabiendas a las familias del Arcipreste. Estamos ante la condena a un centro a su progresiva desaparición al impedir que entren nuevos niños en los niveles inferiores. Y pone en evidencia el cínico doble discurso de la derecha de hablar de libertad de elección de centro y negarla cuando las familias escogen el centro público que quieren por criterios pedagógicos y de proximidad.
El fondo del asunto es la privatización de la escuela pública. En este caso se trata de vaciarlo de alumnos, derivándolos a la enseñanza privada-concertada. No hace falta vender el centro para privatizar, como quiso hacer el PP con los hospitales y centros de salud. No hay ningún problema espacial ni técnico para abrir el aula demandada. El Arcipreste ha llegado a tener 1.100 alumnos y cuatro líneas por nivel y ahora hay solo 400 alumnos. El problema está en la competencia con cuatro colegios concertados que le rodean, algunos con menor matrícula.
Poco a poco, el PP de Madrid desde la etapa de Esperanza Aguirre, está inclinando la balanza hacia la red concertada con una política agresiva contra la escuela pública: cesiones de suelo gratuito, beneficios fiscales, derivación del alumnado a la privada, etc. El dato habla por sí solo: en Madrid capital el 57% del alumnado está escolarizado en la escuela privada y concertada, pasando a ser minoría la escuela pública. Y ello a pesar de que es más cara que la pública. Valga como referencia para comparar que a nivel estatal el peso de la pública es del 68,3% en el curso 2013.
Hay otros ejemplos actuales de potenciación de la educación privada y de su financiación con recursos públicos. En Rivas Vaciamadrid el Ayuntamiento ha tenido que impugnar la orden de la Consejería de Educación que autorizaba la apertura de un colegio privado de carácter ultracatólico (contrario a la homosexualidad, al aborto y al uso de preservativos). O en Parla, donde se subvenciona a un centro católico que todavía no se ha construido, después de tener olvidados desde hace cuatro años a los colegios e institutos públicos, en un típico desvío de fondos públicos.
Lo cierto es que con el PP no ha mejorado la calidad educativa y se han incrementado las dificultades para mantener la equidad en el sistema educativo. No hay más que ver la expulsión de familias del tramo de educación infantil por la tremenda subida de las cuotas o la reducción de 45.000 alumnos de la universidad en los últimos dos años. La reforma Wert es, desde este punto de vista, un robo en despoblado.
Pero esta ejemplar resistencia contra la privatización y por una escuela pública de tod@s y para tod@s se va a ganar. A corto, a medio y a largo plazo. Porque las familias del Arcipreste tienen toda la razón, están unidas y cuentan con la solidaridad de muchos. Porque a no tardar cambiará el color político de un gobierno regional y de una consejería que está ya en franca desbandada: altos cargos se están buscando ‘destinos-chollos’ en el exterior conscientes de que les queda menos de un año de mandato. Siempre ha sido así. Hay quien sólo mira arriba y no entiende lo que sucede abajo ni, por lo tanto, cómo se da la vuelta a una situación que creían inamovible.
A largo plazo, porque de estas luchas sale una complicidad y una cooperación entre toda la comunidad educativa para mejorar la calidad, una conciencia de que la escuela pública es nuestra, de todos. Y ello hace posible que la escuela se convierta en un lugar donde nacen los sueños.
AGUSTíN MORENO | Publicado: