El bullying es una lacra social capaz de adaptarse a los nuevos escenarios. La pandemia no ha hecho más que ponerlo en evidencia. Durante el confinamiento, los niños permanecían en casa, no iban a la escuela, y podía parecer que estaban a salvo del acoso de sus compañeros, sin embargo, el acoso se trasladó a otro escenario, las redes sociales, incrementando las cifras de ciberbullying.
¿Y ahora? Los niños han vuelto a las aulas, pero con la compañía de un virus que, estamos viendo, puede convertirse en una coartada o una nueva excusa para acosar.
¿Puede el COVID-19 convertirse en una coartada social para el acoso escolar?
Carmen Cabestany, profesora y presidenta de NACE (No Al Acoso Escolar), señala que “si hay algún niño o niña que ha estado contagiado o alguien de su familia lo ha estado, es fácil que lo señalen, y ya empezamos a ver situaciones que nos alertan”.
“Sabemos de casos de, por ejemplo, una niña con un familiar que ha sufrido COVID y a ella le llaman “coronita”: eso es acoso verbal”, nos cuenta Carmen Cabestany. Sin embargo, la profesora ha querido apuntar que “aún no podemos decir que se trate de bullying porque una de las condiciones para poder hablar de acoso escolar es la reiteración, y si hace tres semanas que hemos empezado las clases, vemos cosas, pero aún no podemos hablar propiamente de acoso”.
Carmen Cabestany enumera una serie de consejos, dirigidos tanto a familias como a docentes, para que podamos evitar que estas situaciones deriven en acoso escolar:
- “En la medida de lo posible, mantengamos la normalidad. Porque los niños lo necesitan”.
- Carmen ha añadido que los niños y niñas ya escuchan bastante en los medios, en la calle…, hablar del virus, “así que vamos a alejarles de este bombardeo mediático para evitar que entren en pánico”.
- Expliquémosles que el índice de contagio entre los niños y niñas es muy bajo.
- No mostremos miedo o discriminemos nosotros a alguien por que haya tenido el virus. Somos su mayor ejemplo: “son como esponjas, todo lo que oyen, aunque parezca que no están pendientes, lo recogen. Educamos con el ejemplo y no con la palabra”, ha explicado Carmen.
- Refuerza que no se burlen o ridiculicen a nadie por tener síntomas aparentes.
- Insísteles en que no señalen ni marginen a alguien si ha tenido (o si alguien de su familia ha tenido) la enfermedad.
- Enseña a tus hijos a empatizar con los demás y a tratarlos de la misma forma en que les gustaría ser tratados.
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