El bachillerato podrá cursarse en tres cursos, de forma excepcional, en vez de en los dos habituales. De esta manera, quiere facilitarse el estudio a jóvenes deportistas de élite o artistas con dificultades para compaginar su práctica y los libros. Cataluña puso en marcha el pasado curso un programa piloto.
La etapa pasará a tener cinco modalidades, en vez de las tres actuales, al dividirse en dos la rama artística (una plástica y otra centrada en la música y las artes escénicas) y haberse creado un nuevo bachillerato general, con materias de ciencias y de letras. La separación de las artes es una vieja reclamación de profesores y alumnos, pues poco tiene en común el teatro con el diseño. El bachillerato general está pensado, explicó Tiana, para jóvenes que quieren estudiar carreras que tocan distintas áreas de conocimiento, como Turismo o Comercio, o un grado superior de FP de Educación Infantil o de Técnico de Sonido, y no quieren ir “a una especialización tan grande”. El secretario de Estado puso de ejemplo el prestigioso Bachillerato Internacional (BI), implantado en medio mundo, también en España, en el que no existen modalidades y el alumno hace su itinerario a la carta. Tiana cree que su implantación será “paulatina”, pero que no conllevará mucha dificultad en centros que cuenten ya con rama de letras y de ciencias. Son las autonomías las que deciden qué modalidades se imparten en cada centro.
El nuevo currículo, que se implantará en septiembre en el primer curso de bachillerato y un año después en segundo, también incorpora siete asignaturas (cuatro de ellas diseñadas para la modalidad general). Historia de España, que abarcaba desde la prehistoria en un solo curso de bachillerato, se centrará en la edad contemporánea. “La historia la estudia todo el alumnado en todos los niveles, y en bachillerato un estudiante necesita saber cómo se construye la historia, y para eso es imposible si hay que estudiar no sé cuántos siglos. En otros países se hace igual. En Francia se estudia desde la II Guerra Mundial, en otros solo el siglo XX…”, recordó Tiana.
Pero lo más relevante es que aspira a cambiar profundamente la manera de aprender, pasando de un modelo basado en que los alumnos sean capaces de repetir contenidos en un examen a otro que ponga a prueba su capacidad de aplicar los conocimientos adquiridos y de relacionarlos entre sí. El nuevo enfoque, llamado competencial, desembocará en una Selectividad distinta, más parecida a los exámenes del Informe Pisa, la prueba que la OCDE realiza regularmente en decenas de países (79, en 2018).
Reciclaje de los profesores
Ante tantos cambios, los sindicatos reclaman reciclaje para los docentes, y Tiana coincide: “Somos conscientes de la necesidad de formación permanente, que en la ley está recogida como un derecho y un deber del profesorado. Aunque es competencia de las comunidades, desde el ministerio estamos poniendo en marcha programas de cooperación territorial con las comunidades autónomas en algunos campos, como el de la digitalización, pero no exclusivamente”. No solo va a haber cursos, sino que se van a crear redes de colaboración entre centros “para que puedan aprender unos de otros en visitas incluso de distintas comunidades”, contó el secretario de Estado. Además, algunas regiones han creado la figura de los tutores curriculares “para apoyar a los equipos directivos en los cambios que hay que hacer”, aunque Tiana elogió que ya muchos centros tienen “sus propias iniciativas desde hace tiempo que son muy interesantes”.
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