Por mucho que guste una actividad, si no se descansa, el organismo se estresa y esto puede tener consecuencias fatales. Y esto mismo puede suceder en Navidad: compaginar la organización de las fiestas con el trabajo, el cuidado de los niños, que están de vacaciones escolares, el duelo por un acontecimiento vital o querer seguir todas las tradiciones forma un cóctel explosivo para el bienestar de cualquiera, que puede conducir a un episodio de estrés. En este artículo se apuntan cuáles son las principales fuentes de estrés durante las fiestas navideñas y quiénes son los principales afectados. Además, se aporta una lista de consejos para afrontar estas fiestas con menor ansiedad.

En Navidad, hay personas que no están para fiestas por diferentes motivos: porque se encuentran en un proceso de duelo por la pérdida reciente de un ser querido (por defunción o separación); porque tienen fobia a estas fiestas, por experiencias negativas; y otras, porque asumen el rol de organizadoras y se estresan sobremanera al tener que hacer muchas cosas en muy poco tiempo. Pretender brillar en Navidad como anfitriona puede deslustrar la salud de muchas mujeres que soportan un gran estrés en estas fechas. Sin embargo, se puede mitigar si se es selectivo y se baja el listón de lo que se espera de cada uno.

Las cuatro principales fuentes de estrés en Navidad

Las fuentes de estrés de la Navidad son numerosas e identificarlas puede ayudar de forma notable a reducirlo. El presidente de la SEAS las agrupa en cuatro:

  • Pretender atender a demasiadas demandas en pocos días: en un margen de quince días se intentan comprimir diez comilonas o más con familiares, amigos y compañeros de trabajo, celebrar las fiestas hinchándose a comer, a regalar, en ocasiones con un viaje, lo que aboca a un exceso de gasto económico y de energía. Ante estos casos, hay que ser selectivo y no intentar concentrar todas las celebraciones en quince días. Si unos amigos se reúnen una vez al año, no tiene sentido ni es obligatorio que sea en Navidad, cuando mayor concentración de eventos familiares hay, puede ser en otra fecha.
  • Los niños están de vacaciones, pero los padres no. Ello constituye una demanda añadida para los padres, aunque en los últimos años muchos colegios han organizado campamentos, actividades lúdicas o deportivas. Pero estos días también son una oportunidad para contar con los abuelos para su cuidado, aunque sin sobrecargarles, o para pasar más tiempo con los niños, si se tiene menos trabajo.
  • Seguir todas las tradiciones de regalos para los niños, de manera que estos se sienten saturados al recibir demasiados juguetes; tantos que, a veces, ni siquiera pueden abrirlos todos de una vez o prefieren jugar con la caja, lo que puede generar una gran frustración en el adulto y tampoco hace más felices a los niños. Algunos expertos sostienen que tres regalos son suficientes. Se aconseja adquirirlos con la suficiente antelación y no dejarlo todo para última hora, cuando ya están agotados y hay que hacer largas colas.
  • Reunirse con personas con quienes se tiene una mala relación, ya que estos encuentros pueden constituir una fuente de estrés. En estos casos, muchos deciden restringir las reuniones con ellas en las siguientes navidades. La familia no siempre es fuente de bienestar y felicidad; prueba de ello es que hay más muertes violentas perpetradas por familiares que por extraños. Ante fuertes conflictos familiares, los expertos recuerdan que no es obligatorio reunirse.

Fuente de la noticia (extracto):  www.consumer.es