A partir de estos días será habitual que veas niños de todas las edades en cualquier momento del día. Durante unas semanas no estaremos tan condicionados a horarios y podremos disfrutar de los largos días y de las noches estivales.
También en estos días muchos colegios envían tareas escolares como fichas o libros de vacaciones a los niños, las librerías están llenas de ellos. Para muchos niños hacer una ficha o una página de un libro, es una actividad realmente entretenida y liviana y no tienen inconveniente en pasarse unos cuantos minutos al día repasando operaciones, haciendo crucigramas de inglés o buscando sinónimos, incluso hay algunos que lo piden (yo cuando era pequeña, estaba en este grupo).
Pero para otros muchos (y para sus padres), las tareas escolares veraniegas que no son recomendaciones sino obligaciones, deberes*, que hay que entregar en septiembre se convierten en una pesadilla, en una mochila pesada que arrastran todo el verano.
Si tú eres una de las madres o eres uno de los padres que sabes que tu hijo NO quiere hacer deberes en verano, te hago un llamamiento políticamente incorrecto: NO obligues a tu hijo o hija a hacer los deberes del colegio. Si lo hiciera a gusto, perfecto, pero si no es tu caso, si cada vez que le dices que tiene que hacer una ficha o leer un libro, a tu hijo o hija le cambia la cara y se niega o resopla, está claro: no le va a producir ningún beneficio académico ni emocional.
Extracto del artículo «El derecho a un verano sin deberes»: http://aprendiendomatematicas.com/el-derecho-a-un-verano-sin-deberes/