El Gobierno de Cristina Cifuentes ha nombrado a dedo a 47 directores de centros de educación infantil, primaria y secundaria en la Comunidad de Madrid. Los sindicatos advierten que ha habido profesores que han sido vetados por su afinidad a la Marea Verde o por su crítica a las reformas llevadas a cabo en Educación.

Al amparo de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha sembrado una nueva polémica en vísperas de las vacaciones de verano. Los sindicatos y la Marea Verde, así como los partidos de la oposición madrileña, acusan a Cristina Cifuentes y su Ejecutivo de hacer nombramientos a dedo en algunos centros durante los procesos de renovación de directores de cara al próximo curso.

La radicalidad en la interpretación de la LOMCE, también conocida como Ley Wert, permite a los gobiernos regionales reservarse el derecho de nombramiento de directores en caso de que no salga ningún candidato a través de los procedimientos ordinarios. Este proceso se fundamenta en la calificación del proyecto que presente el candidato o candidata para ocupar el puesto de director del centro por cinco personas: tres son miembros de la administración, una cuarta pertenece al Consejo Escolar y una quinta al claustro de profesores. En el caso de que no sea considerado apto ningún candidato para el puesto, el gobierno de la comunidad, a través de los directores de Áreas Territoriales (DAT) de las zona correspondiente al centro involucrado, elige un candidato definitivo.

De los más de 2.000 centros que hay en la Comunidad de Madrid, durante este año se han producido 336 cambios de directores, de los cuales 47 han venido con una enorme polémica y acusaciones al Gobierno de lo que ya se conoce como “dedazo”.

El sindicato STEM no duda en calificar estas acciones de “creación de redes clientelares” en favor de directores que sean afines al Ejecutivo y que no vayan a ser críticos con los recortes venideros en el resto de la legislatura. Por su parte, CC OO y UGT lo consideran como un ataque a la educación pública sin paliativos. El clima de inestabilidad en los colegios públicos es cada vez mayor, ya que aproximadamente un tercio de la plantilla de educadores cambia cada año. Estos datos reflejan la falta de proyecto en la educación pública, cada vez más abandonada a su suerte.

Los supuestos nombramientos a dedo de estos directores se producen por dos vías diferentes: o bien porque las plazas sacadas a concurso no se cubren o bien porque se ha producido una jubilación y no se aprueba a ningún sustituto. Es entonces cuando el DAT entra en juego y elige a un candidato.

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