La cantidad de escombreras y vertederos ilegales que desde hace años salpican la periferia del sur y sureste de la capital generan una imagen deplorable de espaldas a las últimas viviendas de la ciudad. Parece como si la gran urbe escupiese todo lo que le sobra hacia el exterior, olvidándolo a su suerte. Electrodomésticos viejos, neumáticos, pinturas, productos químicos y sanitarios, todo tipo de enseres y restos de obras se apilan en solares, descampados próximos a áreas habitadas, caminos y vías pecuarias, cunetas y arcenes de carreteras y zonas verdes formando un «cinturón marrón» que se extiende de forma intermitente a lo largo de 30 kilómetros. En total, los escombros y residuos ilegales diseminados por este arco ya alcanzan más de 10.000 toneladas, según denuncian las asociaciones de vecinos afectadas y el Grupo Municipal Socialista.
Del entorno del Polígono Marconi, en Villaverde, hasta los descampados del Barrio de Las Rosas, en San Blas-Canillejas, se expande esta cadena intermitente de desechos. Parcelas cercanas a la M-45 entre Villaverde y Vicálvaro, el entorno del camino de Valdecarros, la zona del antiguo poblado chabolista de Las Barranquillas, los solares que rodean el polígono de Vicálvaro, los márgenes de la carretera que une la A-3 con el vertedero de Valdemingómez, el camino del Malecón y el del Pozo del Tío Raimundo son algunos de los lugares donde más se concentran los vertidos incontrolados y que ejemplifican este problema que se arrastra desde hace muchos años.
Chabolas y quema de cables
Además, el Camino de la Magdalena, que conecta el parque de La Gavia con el Lineal del Manzanares, tiene el lamentable título de ser la mayor escombrera ilegal de la capital. A lo largo de los más de cinco kilómetros por los que discurre esta vía pecuaria, los escombros y la basura vertidos en los márgenes hacen impracticable el paseo por esta zona.
Desde hace más de tres años, los residentes observan alarmados cómo particulares y empresas se deshacen de todo tipo de desechos que se acumulan en los solares cercanos a sus viviendas sin pudor alguno. Justo en enero del año pasado, como avanzó ABC, el PSOE interpuso una denuncia ante el Seprona para evitar nuevos vertidos. «Cortaron algunos accesos al camino, pero los camiones entran ahora por otros lados. También desmantelaron la infravivienda que había, pero ahora han vuelto a aparecer más asentamientos. La situación, tristemente, es igual o peor», lamenta en declaraciones a este diario la presidenta de la asociación de vecinos del PAU de Vallecas, Rosa María Pérez, que el pasado noviembre volvió a dejar constancia de estas nuevas chabolas ante la junta del distrito.
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