Los psicólogos hablan mucho sobre motivación y hay que distinguir bien dos tipos:
La motivación intrínseca: en la que el único incentivo es la realización de la conducta en sí misma. Lo que nos motiva para realizar esa conducta es inherente a nosotros mismos como, por ejemplo, cuando practicamos un deporte que nos gusta o para superarnos a nosotros mismos.
La motivación extrínseca: aquí el incentivo está fuera, son reforzadores o incentivos positivos o negativos, externos a nosotros mismos y a la actividad. Sería el salario de nuestro trabajo o un bien material a cambio de algo.
No hace falta ser psicólogo para intuir qué motivación es la que mantiene la conducta en el tiempo, la que va a mantenernos realmente motivados y va a hacer que nos esforcemos. No hay mayor satisfacción que hacer algo para superarnos y conseguirlo. No hay nada que genere mayor hastío que hacer algo para conseguir un bien material totalmente ajeno a lo que hacemos, el placer del bien material se desvanece tan rápido, que cada vez necesitamos un bien más grande para realizar el mismo esfuerzo.

Esto no significa que no debamos usar nunca el premio o el castigo. Significa que debemos saber cuándo y cómo usarlos. Por norma general, no los usaremos para que nuestros hijos lleven a cabo sus obligaciones y responsabilidades. No deberíamos premiar las rutinas de casa como son recoger su ropa, poner la mesa o hacer su cama. Ni por cumplir con sus obligaciones como son estudiar, hacer los deberes, acudir a sus actividades extraescolares, etc…
Cuando nuestr@s hij@s no cumplen con sus obligaciones deberán tener consecuencias lógicas, más que un castigo, debería ser una retirada de privilegios. Si hoy no ha hecho su cama antes de irse al colegio, deberá hacerla por la tarde y perderá su ratito de televisión. No es un castigo, es una consecuencia lógica a su conducta.
Pero la mejor alternativa será siempre el refuerzo positivo, el elogio, la alabanza y el acompañamiento paciente para crear hábitos. En el ejemplo de la cama, primero será una actividad que haremos juntos hasta que la aprenda y luego la elogiaremos cuando la haga sol@. Se trata de generar conductas que deberán perdurar en el tiempo.

7 claves para motivar a tus hij@s a que saquen buenas notas:

1. Crea hábito de una manera positiva

2. Elogia su esfuerzo, no solo sus resultados

3. No uses premios. Premiar por las buenas notas distrae su atención

4. No castigues un fracaso

5. Celebra y comparte sus buenas notas

6. Ten en cuenta sus capacidades

7. No compares

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