Se nos ponen los pelos de punta al conocer casos de niños que sufren acoso escolar o bullying, y precisamente porque las situaciones de acoso suelen mantenerse ocultas es muy importante que los padres estemos bien informados y sepamos identificar signos de alerta: cómo detectar si tu hijo sufre acoso escolar.
Se cree que el 17% de los niños sufre algún tipo de acoso escolar, y no es sólo cuestión de niños mayores. Es una situación que se da en niños de todas las edades, se registran casos desde los 3 años hasta la adolescencia y en ocasiones puede llegar a extremos provocando verdaderas tragedias como el suicidio del menor.
Omiten información sobre el colegio
El acoso escolar por parte de sus semejantes es una de las peores cosas que puede vivir un niño. Muchas veces los padres no se enteran de lo que está sucediendo hasta que es demasiado tarde y el daño al niño ya está hecho.
Por eso, la comunicación es la clave. Es importante que desde que son pequeñospreguntemos cada día a nuestros hijos cómo les ha ido en el colegio, que nos preocupemos por lo que hacen, con quienes se relacionan, con quienes juegan en los recreos, quienes son sus amigos, si sufren burlas, humillaciones, si tienen motes… Y si algún día el niño ha vivido una situación conflictiva, ayudarle a resolverla de la mejor manera posible.
La tendencia natural del niño es la de ocultar el acoso, porque le da miedo, porque esté amenazado o porque cree que ya pasará, evita contar la verdad. Por eso, si empieza a omitir información sobre el colegio, es una señal de alarma.
Los niños pequeños, entre 5 y 7 años evitan pronunciar el nombre de los acosadores, según explican los expertos, porque nombrarlos es como si los trajeran a la realidad.
Modifican su comportamiento
Una de las primeras señales de que el niño tiene un problema son los cambios en su comportamiento. No son cambios repentinos, sino que se dan muy lentamente y van afectando poco a poco a su personalidad.
Niños que antes eran extrovertidos empiezan a no querer hablar con los amigos de siempre, ni con la familia. Dejan de salir.
El niño que es acosado evita ir todos los días a un sitio donde sufre. Como es lógico, no quiere ir al colegio. Pide faltar a clase, se pone nervioso cuando tiene que ir al colegio y comienza a ausentarse a menudo.
Se lo ve triste, muestra cambios de humor y suele bajar su rendimiento académico. Sufre miedos inexplicables o se aísla. Puede sufrir ataques de ira, violencia o verse más irritable de lo normal.
El problema es que como algunos comportamientos son tan habituales en la adolescencia, muchas veces cuesta identificarlos como señales de alarma.
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