Uno de cada tres estudiantes en edad escolar sufre acoso en las aulas, según la Unesco. Y esta situación se ha agravado en los últimos años, al extenderse al ámbito personal y privado a través de las redes sociales.

«La caída del rendimiento escolar es una de las primeras señales de alarma. Además, las consecuencias más habituales entre las víctimas suelen ser la tristeza, la ansiedad, la depresión y la baja autoestima», explica Luis Martínez-Abarca Lorán, director del Área de Colegios CEU. La institución educativa acaba de lanzar la campaña #Cibervalientes contra el acoso para generar debate entre los más jóvenes y mover conciencias, tanto del lado del acosado para que lo denuncie como del acosador. «Cuando no se tratan a tiempo, estas situaciones pueden derivar en trastornos de conducta que se manifiestan fundamentalmente en actitudes crónicas de desafío ante la autoridad», apunta Martínez-Abarca.

Desde 2016, en los colegios CEU se aplica un plan específico contra el ciberacoso. «La primera obligación de un centro educativo es facilitar un entorno sano en el que crecer física, psíquica y socialmente». Creen que la prevención es clave ante el anonimato en el que se amparan los haters (odiadores). «Hay otros actores fundamentales en su detección y solución, como familias y profesores».

FAMOSOS INVOLUCRADOS

Más de 90 influencers, entre ellos Silvia Jato, Carlos Sobera o Toni Nadal, han querido poner cara a esta iniciativa que dice basta al llamado ciberbullying. La etiqueta #Cibervalientes inunda las redes sociales con imágenes cruzando los dedos en representación del rechazo al acoso y la lucha contra cualquier tipo de agresión. «Pensemos que las redes son el medio de comunicación de nuestros adolescentes, y con esta campaña buscamos caras y medios capaces de llegar a ellos y generar un mayor impacto»», afirma Martínez-Abarca, seguro de que implicar a figuras conocidas ayuda a amplificar la repercusión entre los chavales de este importante mensaje. «No creo que llegue a revertir la situación, pero la campaña ayudará a que la gente lo pueda hablar, a no ocultarlo y a pedir ayuda si les pasa. También nos servirá a todos y cada uno de nosotros para darnos cuenta de que somos una pieza clave en cortar este tipo de acoso, y no ser cómplices del mal», opina Sebastián, alumno de 4º de ESO (16 años) del CEU de Sanchinarro.

Su compañera Andrea le da la razón, convencida de que es necesario trabajar el respeto y educar en valores positivos. «No se trata de cerrar las redes sociales, sino de ayudarnos a que sepamos cómo comportarnos entre nosotros, con el prójimo, a querernos a nosotros mismos, a conocernos mejor. De esta manera usaremos las redes sociales con responsabilidad«, señala la joven.

PREVENIR PARA EVITAR

En esa convivencia diaria que viven los centros educativos se pretende hacer entender a los alumnos que los desencuentros «no son algo de lo que haya que huir», sino de los que hay que aprender. «Aunque se tiende a enmarcar el problema en el ámbito escolar, el acoso virtual afecta al ámbito social», cuenta el responsable de Colegios. Por supuesto, espera que la iniciativa se traduzca en un aumento de la confianza y la comunicación entre padres, profesores y alumnos y, en la medida de lo posible, a transformar las actitudes que lo provocan.

«Creo que no solo puede afectarte a ti en el sentido de generarte ansiedad u otras cosas, sino que puede repercutir en tu actitud en la relación con tu familia y con los demás. También debes saber que puedes tener la capacidad de decidir si te afecta o no», reflexiona Claudia, otra estudiante de educación secundaria del CEU. «La gente que acosa seguramente se sienta mal, porque le hacen lo mismo a él. Al principio puede ser como una broma que, al final, te puede acabar afectando. Se pueden dar situaciones muy complicadas», añade esta joven con pesadumbre.

«Desde los colegios, además, se invierte mucho esfuerzo en fomentar las amistades fundamentalmente presenciales, imprescindibles para una sociabilidad sana», prosigue Martínez-Abarca, con la intención de llegar a cero casos de acoso. Aunque a menudo ocurren juntos, el que se produce cara a cara puede ser más complicado de detectar, mientras que el ciberacoso deja una huella digital que puede servir de prueba.

Andrea dice que a ella nunca le ha pasado, pero tiene un caso muy cercano: «Lo que he hecho es acompañarlo y decirle que lo cuente, que no se lo calle, que confíe en sus padres». Ella se confiesa «bastante pasota» con lo que le llega, pero de verse inmersa en una situación de intimidación por medio de las tecnologías digitales lo hablaría «dentro de un círculo privado, no dándole mucho bombo, porque si no se puede complicar más».

CÓMO DETECTARLO

1. Busca atemorizar. A base de difundir mentiras o publicar fotografías y vídeos vergonzosos de alguien en las redes sociales.

2. Abuso. Enviar mensajes, imágenes o vídeos hirientes o amenazantes a través de plataformas de mensajería instantánea y de juegos.

3. Suplantación. Hacerse pasar por otra persona y enviar mensajes en su nombre o con cuentas falsas.

4. Exclusión. Maltratar de forma deliberada para que otras personas ignoren a alguien o lo excluyan.

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