Mariano Rajoy  fió el jueves en el Congreso el futuro de las reválidas a un pacto educativo con el resto de grupos políticos. Revistió de anuncio algo que ya prevía la ley –que las reválidas quedan en 2017 sin efecto académico y solo se tendrán en cuenta para el acceso a la universidad–, pero añadió una concesión: que ese primer modelo piloto se mantenga hasta que haya sobre el papel un pacto por la Educación.

El ya presidente del Gobierno se comprometió en su discurso de investidura a tener listas las bases del pacto, que nacerá previsiblemente en una subcomisión creada ad hoc –como propone Ciudadanos y PSOE, y apoya Unidos Podemos–, en seis meses. El acuerdo, todavía un futurible, obligaría a hacer cambios legislativos con tramitaciones más o menos largas, desde un real decreto a modificar una ley orgánica como la Lomce. Para esto último se necesitan los apoyos de una mayoría absoluta en la Cámara Baja.

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