Más de seis horas semanales es lo que un niño español tarda de media en hacer los deberes. Y tal vez deberíamos dar gracias, ya que en 2003 eran más de siete horas a la semana. En Finlandia, por el contrario, no llegan a las tres horas. Podría parecer que a más deberes, mejores resultados académicos, pero nada más lejos de la realidad.
Entonces, si no está ha demostrado que los deberes, al menos como se conciben habitualmente, tengan un efecto positivo, si no mejoran en algo los conocimientos del niño ni mejora los resultados académicos, ¿qué se consigue gracias a ellos?¿Por qué esta obsesión en la mayoría de colegios y maestros por enviar todos los días deberes a casa? Queremos que los niños sean responsables y constantes, pero, ¿se puede lograr algo beneficioso cuando los niños sufren con tanto trabajo y sin tiempo libre?
España tiene mas horas lectivas y más deberes que la mayoría de países de nuestro entorno y sin embargo su puesto es mediocre en el informe PISA que evalúa el rendimiento de los estudiantes en los países de la OCDE. Donde, como ya podéis imaginar, Finlandia ocupa el podium, junto a Corea del Sur, otro país con unos deberes casi inexistentes.
Recientemente se ha reabierto del debate «deberes sí – deberes no», pero sigue sin cambiar nada, al menos en la mayoría de colegios. Otros, apostando por métodos que motiven al niño y lo impliquen niño de manera que se fomenten sus ganas de aprender, no mandan deberes, o no tantos, o mandan otro tipo de tareas.
Para leer el artículo completo: www.bebesymas.com