El Colegio Claver de Raimat (Lleida) ha revolucionado completamente sus aulas para implantar el proyecto Horizonte 2020 de Jesuitas y poner en práctica una nueva forma de enseñanza caracterizada por el trabajo por proyectos, el aprendizaje por descubrimiento guiado y la docencia compartida. Minerva Porcel, directora pedagógica del cambio en el centro, explica que la experiencia busca formar a los alumnos como personas competentes, conscientes, compasivas, comprometidas y creativas, preparadas para el mundo del siglo XXI.

EL MARCO DEL PROYECTO: HORIZONTE 2020

El proceso que se está llevando a cabo en el Colegio Claver forma parte de la aplicación de Horizonte 2020, un modelo pedagógico puesto en marcha por la red de escuelas de Jesuïtes Educació en Cataluña. La implantación de este nuevo modelo es progresiva y se realiza año a año, por niveles. En el curso 2014-2015 se aplicó en 5º de Primaria y 1.º de Secundaria, y este curso 2015-2016 se incorpora a 6.º de Primaria y 2.º de Secundaria, con lo que completan la implantación en la denominada Nueva Etapa Intermedia (NEI), de los 10 a los 13 años. El objetivo es que “el alumno sea el centro del proceso de aprendizaje a partir de sus propias necesidades, intereses y habilidades”, explica Minerva.

LOS DEBERES Y LAS NOTAS, TAMBIÉN DIFERENTES

El nuevo desarrollo de las clases ha traído consigo otros cambios en el trabajo diario de alumnos y profesores. Es el caso, por ejemplo, de los deberes. “A pesar de su mala prensa, en la mayoría de los casos justificada, los deberes pueden ser una gran oportunidad para la personalización de los itinerarios de aprendizaje, el autoconocimiento y el metaprendizaje”, indica Minerva. El nuevo método da a las tareas el enfoque y seguimiento adecuados para convertirlas “en terreno abonado para la motivación, la creatividad y el interés por aprender a aprender y movilizar conocimientos hacia el mundo real”.

En cuanto a los “exámenes clásicos”, en el Claver son solo “un instrumento más de la evaluación formativa que el equipo docente y el propio alumno, con la colaboración de sus compañeros, llevan a cabo a lo largo del curso”. “El seguimiento personalizado de los tutores sobre cada alumno y el feedback que este recibe para ser consciente de sus logros y limitaciones son la base para garantizar cualquier progreso”, apunta Minerva. Por eso con el nuevo modelo las calificaciones son abundantes y se derivan de actividades de naturaleza muy diversa, realizadas tanto dentro como fuera del aula. Minerva explica que “pueden ser cuantitativas o cualitativas, en función del acompañamiento que recibe el alumno y del objetivo de mejora propuesto” y “ni todos los alumnos tienen el mismo número de calificaciones ni se derivan de las mismas tareas o actividades”. “El boletín trimestral de notas refleja la progresión en el desarrollo de las competencias básicas y también informa con notas numéricas del grado de adquisición de contenidos específicos asociados a las materias tradicionales”, resume la directora pedagógica.

Para ver el artículo completo, pincha aquí.