Desde que nuestro hijo nace intentamos hacer todo lo posible para educarle de una manera perfecta. Queremos ser los padres y las madres ideales. Pero muchas veces, a pesar de nuestras buenas intenciones al comunicarnos con ellos con frases que nos parecen positivas, en realidad son muy destructivas.
- ¡No llores!
- “Te prometo que…”
- “¡No es tan importante!”
- ¿Por qué lo hiciste?
- “Si tú haces… entonces yo te daré…”
- ¡Detente ahora mismo o verás…!
¿Qué ocurre cuando usamos estas expresiones?
Al usar estas frases enseñamos a los niños a dejar de confiar en sí mismos, a que estén desmotivados y a seguir la máxima del mínimo esfuerzo. Por ello, hay que cuidar las expresiones que utilizamos al hablarles y educarles en positivo.
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