¿Cómo debemos entender el factor tiempo cuando hablamos de las rutinas de los niños y niñas?
El tiempo es el requisito básico del aprendizaje, cuanto más tiempo, más aprendizaje y para entender la importancia que tiene dentro de las rutinas escolares debemos saber que el tiempo tiene un rendimiento primero creciente y después decreciente. Es decir, primero aumenta por la concentración y luego disminuye por la fatiga o el aburrimiento. Por eso, para establecer las jornadas de trabajo, tanto de menores como de personas adultas, se debe procurar proporcionar un tiempo relajado y pautado, no concentrado e intensificado.
En este sentido, ¿considera adecuado concentrar las horas de estudio como plantea la jornada continua? Por qué?
En general, y si el resto de cosas permanecen igual, no lo considero adecuado. Lógicamente, puede haber otros beneficios, como por ejemplo, el tiempo disponible para otras actividades o la vida familiar, entre otros, que compensan o superan este perjuicio en algunos contextos. Sin embargo, se tendría que demostrar que estos beneficios son efectivos para un tipo de alumnado, familia, comunidad y centro concretos, no solamente invocarlos. En cambio el perjuicio que supone concentrar el tiempo de estudio no puede ser ignorado.
¿Qué aspectos se deberían tener en cuenta a la hora de modificar los tiempos escolares para que las niñas y los niños se puedan adaptar sin problemas?
Los niños y las niñas no se tienen que adaptar al tiempo escolar, es el tiempo escolar el que se debe adaptar a ellos, a sus fortalezas y debilidades naturales, a los cambios relacionados con la edad, a las peculiaridades individuales y a las circunstancias familiares y sociales.
¿Cuáles son las horas en las que el alumnado está más predispuesto a mantener una mayor atención?
A media mañana y a media tarde, igual que las persones adultas, siempre y cuando mantengan una alimentación adecuada, es decir, que se eviten tanto las digestiones pesadas, por comer en exceso, como las bajadas de azúcar por comer poco o con falta de regularidad. Estos momentos de concentración está demostrado que funcionan si no los arruinamos con una continuidad excesiva, es decir, teniendo en cuenta los tiempos de descanso.
¿En qué franja horaria existe mayor percepción de la fatiga y autopercepción del sueño? ¿Por qué?
En general, la primera hora de la mañana es la peor, y todavía lo es más para los y las adolescentes (el alumnado de la ESO, en particular) que para los niños y niñas de Primaria. La primera hora de la tarde también es poco productiva, si la comparamos con media mañana o media tarde, pero el peor momento de todos para el estudio es la última hora de la mañana.
Así en relación con la implantación de la jornada continua, es un disparate, evidente, que se quiera sustituir una hora, parcialmente mala (la primera de la tarde) por una, definitivamente pésima (la última de la mañana). Son ritmos circadianos, hasta donde sabemos, de carácter universal, aunque, obviamente, el mediodía de aquí no es el de China, ni ahora, ni en horario de verano.
¿Existen investigaciones que demuestran los beneficios de la reducción de los tiempos escolares?
No, absolutamente ninguno, y lo digo con todo el énfasis. Hace 15 años que sigo con cierto interés este asunto de la jornada. Digo con cierto interés porque desde que escribí un primer informe sobre el tema, sigo escuchando la misma cantinela de la mejora el rendimiento académico.
Y hasta hoy nunca he encontrado, ni me ha mostrado nadie, ningún informe que lo corrobore. Así que he llegado a la conclusión que se trata de puro wishful thinking (las ganas de aquel que lo dice). Y lo mismo ocurre con el resto de beneficios: conciliación de la vida laboral y familiar, extraescolares, formación, coordinación… Tampoco están demostrados, son todo pura cháchara interesada y un punto deshonesta.
Así, ¿se ha hecho algún tipo de investigación en este campo? ¿Qué resultados recogen?
El resumen general es que no hay ningún informe que demuestre que la jornada escolar aumenta el rendimiento académico, es más, algunos datos indican que lo reduce. No sabemos qué efectos tiene en referencia a la conciliación de la vida familiar y laboral, aunque deducimos que mejorará un poco la de algunas familias y empeorará bastante la otras.Asimismo, lo que sí que está demostrado es que afecta negativamente el sueño de todo el alumnado y el ocio de aquellos que tienen menos recursos, no tiene efectos sensibles sobre la formación ni sobre la coordinación del profesorado. Aquellas personas que quieran profundizar y documentarse sobre el tema pueden encontrar una lista bibliográfica de referencias que hablan sobre el tema en mi web: http://www.enguita.info/jornada-escolar-1.
¿Sobre qué otros tópicos relacionados con la jornada continúa se debería reflexionar?
Sería interesante investigar sus efectos sobre la equidad educativa y sobre la escuela pública. Comprimir la jornada supone también forzar en mayor medida un ritmo único a todos, en perjuicio de los más vulnerables. Dejar por decreto la tarde libre significa dejar el ocio de los niños y niñas a la suerte de los recursos económicos y culturales de cada familia, por eso, la jornada continua puede generar mayor desigualdad.
Por otra parte, esta opción empuja a algunas familias a matricular sus hijos e hijas en la escuela privada o concertada, y obliga a las que siguen en la escuela pública a recurrir cada vez más a la oferta privada de actividades extraescolares, de refuerzo. O sea, que mina subrepticia pero eficazmente la escuela pública.
¿Cree que en la actualidad respetamos los tiempos de los menores? ¿O los cargamos con demasiados deberes y repasos?
Lo que creo es que no se respetan las capacidades y necesidades diversas del alumnado. La escuela podría hoy en día, con más personal, (incluso teniendo en cuenta los recortes) y con un uso inteligente de la tecnología digital, atender esta diversidad, entre otros medios, a través de una organización y gestión flexible del tiempo.
Es innecesario, por ejemplo, que todo el alumnado esté en el centro las mismas cinco horas del aula (en intensiva o en partida), cuando podrían concentrarse las actividades colectivas a media mañana y flexibilizar entradas y salidas y permanencia en el centro alrededor de estas horas. Así responderíamos mejor a las necesidades del alumnado, puesto que algunos tienen las familias en casa, otras en el trabajo, unos necesitan refuerzo académico y otros tendrían espacio para poder desarrollar otras actividades.
¿Qué podemos hacer para favorecer los tiempos que necesitan los niños y niñas para un correcto desarrollo social y académico? ¿Qué aspectos debemos tener en cuenta?
Lo más importante es flexibilizar el tiempo según las capacidades y necesidades de niños y niñas y adolescentes teniendo en cuenta su diversidad y su evolución. La fórmula óptima sería un horario siempre flexible y diverso; la fórmula de transacción, o de compromiso, sería dejar coexistir las dos jornadas en una misma zona y en un mismo centro si así lo dictan las preferencias de los padres y madres (las de todos, no las de cualquier mayoría).
Fuente de la noticia: Blog de Enguita