Al tiempo que las nuevas generaciones eliminan y confunden numerosos elementos de la gramática española cuando se comunican a través de canales virtuales, ha proliferado la utilización de diversas abreviaturas, sobre todo de origen anglosajón, para referirse a insultos y a conductas de riesgo. No es raro, por tanto, que los adultos tengamos problemas para entender esos textos repletos de errores y códigos. Intentaremos solventar a continuación esa dificultad analizando cómo escriben los menores en las redes sociales.
La ortografía, sacrificada por la rapidez
Uno de los aspectos que más llaman la atención en las conversaciones de adolescentes por Internet son las faltas de ortografía. Y son muchas, ya hablemos de la ausencia de tildes y haches, de la eliminación de los signos de puntuación o de confusiones entre términos y expresiones similares como ‘haber’ y ‘a ver’ o ‘hay’, ‘ahí’ y ‘ay’. Algo achacable, al menos en parte, a la rapidez con la que teclean en sus dispositivos, que no parece la mejor aliada para pararse a pensar en una forma que pierde importancia para ellos en detrimento del contenido.
Lo verdaderamente preocupante es que el mencionado desinterés alcanza, según un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares, a una extensa proporción de los niños y los jóvenes. Y es que nada menos que un 88,5 % de los 300 participantes entrevistados en la investigación, todos con edades comprendidas entre los 14 y los 30 años, admitió no prestar atención a la escritura cuando se comunica por estos canales.
La ineficaz costumbre de escribir como se habla
Además, entre los alumnos de la ESO involucrados en tal iniciativa, uno de cada 5 aseguró que suele expresarse por escrito tal y como habla. Pero el código oral, como explica Silvia Gumiel, la responsable del estudio, “se caracteriza porque no está ordenado, utiliza en ocasiones oraciones incompletas, es inmediato en el tiempo y, sobre todo, se ayuda de la entonación y los elementos extralingüísticos”. Y, claro, al reproducirlo mediante letras de manera textual, que es el principal modo de comunicación que utilizan en las redes sociales, se pierde inevitablemente información.
Como consecuencia, indica esta profesora del departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la UAH, se producen malentendidos, algo que también quedó patente en su trabajo gracias a una sencilla prueba que plantearon a los voluntarios. Se les presentó una conversación ficticia por WhatsApp con el mensaje “Ana vienes al cine” y la respuesta “No voy al teatro. A las 8” y, tras leerla, un 63 % la interpretó mal por la ausencia de una coma en la contestación.
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