Los exámenes escolares en el nuevo sistema de aprendizaje que prepara el Gobierno pedirán a los alumnos que resuelvan problemas o situaciones conectadas en la medida de lo posible con el mundo real. Así figura en dos nuevos documentos que el Ministerio de Educación ha enviado a las comunidades y a los que ha tenido acceso EL PAÍS. Y así lo explican en entrevistas con este periódico cinco de las 86 personas que están elaborando lo que en el lenguaje educativo se conoce como currículo (lo que se aprende en la escuela y cómo se evalúa).

Los redactores del nuevo currículo, en su gran mayoría profesores de colegio o de instituto en ejercicio, tienen un doble reto. Por un lado, crear un sistema de aprendizaje más interrelacionado, que no enseñe conceptos sueltos y combata la sensación de muchos chavales de que gran parte de lo que estudian en clase solo les sirve para aprobar un examen. Y por otro, que el modelo no reduzca los conocimientos que los alumnos aprenden en la escuela, sino que les ayude a enfocarlos a conseguir objetivos.

¿Cómo serán los nuevos exámenes y actividades que se evaluarán? Tres de los cinco docentes que están elaborando el currículo y han sido consultados por EL PAÍS plantean sus propios ejemplos, que se recogen más adelante. Con la advertencia de que no son inventos extraños, sino casos como los que ellos mismos y muchos otros docentes utilizan desde hace tiempo en clase. El cambio, dicen, es que el currículo dejará de ser un obstáculo para llevarlos a cabo, al contrario de lo que sucedía ahora, y además los impulsará. Sus propuestas se enmarcan en la filosofía de los documentos específicos sobre Matemáticas en primaria y Lenguas Extranjeras de secundaria, que el Gobierno ha enviado a las comunidades y que ha consultado este diario, que señalan que las actividades evaluables que se planteen en clase “deben proponer” en la medida de lo posible “una problemática real o potencial”.

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