Coral Herrera Gómez es un referente del feminismo y de la investigación sobre las relaciones humanas desde una perspectiva de género. Ha roto muchos esquemas con su obra, como el mito del amor romántico. Y ahora quiere romper además con la idea de que “las mamás no tenemos vida propia y no tenemos pasiones propias aparte de criar y cuidar a los demás”. Por eso ha escrito el cuento Mamá se va de viaje (que te puedes descargar gratuitamente pinchando en el enlace), en el que reivindica el derecho de las madres a disfrutar de su tiempo libre y de sus pasiones y trata de romper esquemas e inercias para fomentar un reparto equitativo de los cuidados en casa. Hablamos con ella de su propia experiencia, porque, confiesa: “en mis carnes lo que he vivido es que la única manera de poder hacer frente a la productividad que me exige el capitalismo y a los cuidados es dormir poco, ¿verdad?, dormir muy poco y no tener apenas tiempo de ocio ni nada”.

¿Cómo surge este libro?
El libro surge porque tengo amigas que lleva muchos años pidiéndome que hagamos un viajecito y yo he estado con lactancia prolongada durante 4 años y 8 meses. Y luego está todo el temazo del reparto de las tareas domésticas que es uno de los temas que a mí más me mueven o me sacuden y de los que más hablo.

Cuando en mi trabajo me preguntan cómo podemos hacer para que las relaciones funcionen mejor o para querernos mejor para mí esto es un tema fundamental. No se puede disfrutar del amor en relaciones de explotación: de explotación laboral, sexual, doméstica y emocional. No hay forma de quererse bien si no hay un reparto de las tareas igualitario. Todos los años se publican informes sobre el uso del tiempo entre hombres y mujeres y la diferencia sigue siendo brutal, los hombres tienen mucho más tiempo libre que las mujeres. Y todo esto tiene un impacto en nuestra salud física emocional y mental. Y también en la calidad de vida que tenemos.

Yo trabajo mucho con la idea de que las mujeres tenemos derecho al placer, tenemos derecho a disfrutar y tenemos derecho a una buena vida. Porque además de reclamar igualdad hay que reclamar ese derecho a vivir bien. Para mí lo básico de vivir bien es tener tiempo para vivir. Con la pandemia hemos visto que las mamás estamos ya con triple jornada: la jornada educativa con los niños y la crianza, la jornada nuestra laboral y luego la doméstica. Se ha visto de una manera tan clara lo injusto que es el reparto de las tareas domésticas y sobre todo se ha puesto en evidencia que la conciliación es un mito.

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