Los científicos afirman que el covid-19 afecta de forma más grave a las personas con obesidad, diabetes o hipertensión. Sin embargo nuestra querida presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso decidió desde el principio de la pandemia distinguirse de otras autoridades regionales ordenando que a los niños con beca de comedor se les ofreciera todos los días un menú de Telepizza o de Rodilla, después de despedir a las empresas de comedores escolares. En su cabeza, valía la pena estropear la salud de los niños pobres con tal de mantener a toda máquina el negocio de dos empresitas que probablemente iban a sufrir mucho con la crisis, como la multinacional Telepizza o la franquicia española Rodilla.
Hay gente que ha pedido a Ayuso dimitir por esto. Pero como todos sabemos «Dimitir» es un nombre ruso que no se da apenas en nuestro país. Por eso aspiramos a un objetivo más realista.
Suponemos que la decisión de Ayuso no responde a ningún desprecio de clase hacia los pobres. Comer pizza acompañada de una cocacola es simplemente una actividad muy apreciada por la presidenta. Así que, para que Isabel disfrute todavía más y pueda reponerse mejor de los disgustos de la pandemia (con algunos miles de ancianos muertos en las residencias bajo competencia regional), lo mejor es que aplique esta medida a su propio cuerpo. Pedimos que nuestra presidenta pase a alimentarse únicamente de pizzas y sandwiches durante los próximos dos meses.