“Un padre me dijo una vez en consulta que el problema era que los niños no vienen con libro de instrucciones. Este libro no pretende convertirse en eso pero sí dar unas pautas a aquellos padres que se encuentren algo perdidos”, explica Joseph Knobel Freud, autor de ‘Ideas para padres en apuros’.
Se trata del tercer libro publicado por sobrino nieto de Sigmund Freud; psicólogo clínico, psicoanalista y presidente de la Escuela de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes de Barcelona. Una obra que nace de más de tres décadas de experiencia en consulta en toda España y parte del extranjero. “En el libro tratamos desde problemas básicos como las rabietas, el aburrimiento o si es aconsejable dormir o no con nuestros hijos, hasta el auge de las nuevas tecnologías o el acoso escolar”, relata el experto.
En su opinión, los dos graves problemas de la educación en la infancia se basan en la ausencia de límites y la baja tolerancia a la frustración. “Tenemos que poner límites en la infancia, hay que decir que no a los niños empezando por el momento de la toma de pecho. Es importante ir espaciándola a partir de los tres meses, de lo contrario parece que el niño tiene derecho a pedir lo que quiera cuando quiera”, expone Knobel que afirma que los niños de hoy en día “no saben esperar”. En pleno auge de la sociedad de la inmediatez y las nuevas tecnologías este aprendizaje es fundamental al tiempo que es necesario generar cierta autonomía, también en la infancia.
En esta misma línea, el autor opina que, en plena sociedad de la competencia y en la que “parece que necesitamos ser los mejores en todo”, es necesario que el niño aprenda a estar solo, a aburrirse y a encajar los golpes de la vida. “Queremos jugar a fútbol y que no nos metan goles. ¿Qué podemos esperar de una sociedad en la que ponen una tarjeta amarilla a nuestro hijo y bajamos al campo a insultar al árbitro? ¿Qué valores estamos transmitiendo al más pequeño?”, cuestiona. Se trata de un modelo que se repite en el aula con la figura del profesor y que supone una desacreditación de la figura que ostenta el poder en otros ámbitos de la vida.
“Este asunto guarda relación con el famoso asunto del pin parental. Nos guste o no, cuando dejamos a nuestro hijo en el colegio estamos delegando la educación en estos profesionales y, por ende, confiando en ellos. No podemos cuestionar qué hacen y cómo lo hacen”, opina Knobel.
En su opinión, gran parte del problema reside en la propia manera de enfocar la paternidad de muchos padres que, en la actualidad, tienen un sentimiento de omnipotencia. “Creemos que tenemos el poder de decidir todo lo que ocurre en nuestro mundo pero no es cierto. Vivimos en una sociedad marcada por leyes y normas que debemos cumplir, y es precisamente eso lo que debemos inculcar a nuestros hijos”, prosigue.
“Si hay judías para comer, el niño tiene que entender que no está en un restaurante y que tiene que asumirlo. Huimos del conflicto porque es lo más cómodo pero no lo mejor para nuestros hijos”, asevera Knobel, que señala como ‘culpable’ a lo que denomina un fenómeno de adolescentización de la paternidad. “Existe una falta de responsabilidad a la hora de ser padres, como una especia de denegación de la función parental para evitar un conflicto que a su vez es muy necesario para el niño”, admite.
Otro de los factores que se han introducido con fuerza en los últimos años en este ámbito guardar relación con los horarios laborales y la falta de tiempo para vivir momentos en familia: “Ahí aparecen las actividades extraescolares y las pantallas como alternativas de ocio”.
Y no solo como alternativa para pasar un rato de entretenimiento sino, a la larga, advierte, como sustituto de la figura paterna o materna. “Hace años teníamos que preguntar cualquier cosa a nuestros padres, hoy nos responde el señor Google. El mal uso de las nuevas tecnologías lo convierten en una nueva forma de incomunicación”, asevera.
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