Esta niña surgió en un período convulso de la historia. Las hazañas de la benjamina llegaron al mundo topándose con las mentes más retrógradas de la época: el libro fue censurado en varios países, incluído España, por considerar a la pequeña demasiado impertinente, “antipedagógica”. No fue hasta 1975 que Pippi consiguió abrirse paso entre librerías y televisiones de millones de hogares por todo el mundo, incluída también la península ibérica.
Desde entonces, no ha dejado de captar adeptos a su filosofía. No es de extrañar, era una niña independiente, perpicaz y siempre de buen humor. Y feminista de pies a cabeza. En aquel momento el mundo se rindió ante esta superwoman de metro y medio, y hoy sigue prendido de ella, porque sus valores están vigentes ahora más que nunca. En una sociedad que creció teniendo como ídolas a princesas de cuentos, se coló Pippi Calzaslargas. Una niña con su propio nombre y apellidos.