Ante la propuesta del principio de laicidad del Estado por parte del PSOE, el PP ha protestado aludiendo al derecho a elegir de los padres y al consenso con que la Constitución fue aprobada a este respecto. Si lo hemos entendido bien, Sáenz de Santamaría nos ha querido decir que en 1978 España era un país convenientemente católico. Pero definir a España en lo confesional con medidores de hace 40 años solo trasluce las ganas de capturar con el pasado la realidad de nuestro presente. Para que España sea ahora por lo que fue ayer, primero deberían haber parado el tiempo.
Por su parte, Ciudadanos se ha referido al debate de la laicidad como algo “cansino”, un signo propio de la “vieja política”. La valoración que Ciudadanos hace de esta reivindicación les define sobre todo a ellos mismos. Tildar de cansina la insistencia en una línea concreta de progreso sitúa a quien lo hace en una posición inequívocamente reaccionaria. Para querer representar a la nueva política, parece que ese papel les está cansando bien pronto.
Lo que sucede realmente es que los partidos conservadores se niegan a que nuestro país avance en la conquista de un espacio neutral y compartido que garantice la convivencia feliz de todo tipo de creencias (o increencias).
Fuera la Religión de las escuelas.
La Educación Que Nos Une (LEQNU)
Fuente del artículo: http://laeducacionquenosune.org/