La obesidad infantil se ha convertido en un grave problema de salud que ya afecta a más de 43 millones de niños en todo el mundo, según datos de la OMS. De hecho, solo en España se estima que cerca del 40% de los niños son obesos, lo que supone que uno de cada tres pequeños tiene problemas con su peso corporal.
¿Qué causa la obesidad infantil?
Una alimentación poco nutritiva y desbalanceada
Aún hay personas que creen que un niño gordo es un niño bien alimentado. Sin embargo, se trata de un mito erróneo, la obesidad no es sinónimo de salud, todo lo contrario. De hecho, diferentes estudios demuestran que los niños de hoy ingieren más calorías pero de peor calidad que los pequeños de hace años. El problema es que en la dieta moderna predomina la comida “basura”, que solo aporta calorías vacías, sin nutrientes.
La falta de actividad física y el sedentarismo
En el pasado los niños solían ir caminando a la escuela y en su tiempo de ocio jugaban al aire libre. En la actualidad la mayoría de los niños pasan demasiado tiempo delante de la televisión, con los videojuegos o involucrados en actividades pasivas. De hecho, la mayoría de los pequeños dedican entre 2 y 5 horas al día a la tecnología. Estos hábitos hacen que los niños permanezcan más horas sentados y que lleven una vida más sedentaria. Además, la falta de actividad física también aumenta el nivel de estrés y ansiedad, reduce la calidad del sueño y obstaculiza su desarrollo muscular.
La predisposición genética y hereditaria
Las costumbres y los hábitos de vida inadecuados de los padres condicionan en gran medida la aparición de la obesidad en sus hijos. De hecho, se conoce que la obesidad de los progenitores condiciona el peso corporal de los niños. Obviamente, los factores genéticos también están en la base de este problema pues se estima que entre el 40% y el 90% de los casos de obesidad tienen un componente hereditario. Así lo ha confirmado una investigación publicada en The American Journal oh Human Genetics, que ha encontrado uno de los genes implicados en el desarrollo de la obesidad. Sin embargo, no es el único gen que se ha relacionado con la obesidad infantil pues estudios anteriores han hallado otros genes que afectan el metabolismo y aumentan el riesgo de que un niño herede la tendencia a la obesidad de sus padres.
¿Es peligrosa la obesidad en los niños?
La obesidad es una enfermedad silenciosa que puede tener enormes repercusiones para la salud, sobre todo a largo plazo.
- Afectaciones metabólicas. La obesidad infantil suele afectar el equilibrio metabólico de los niños, sobre todo cuando el exceso de grasa se acumula alrededor de la zona abdominal. De hecho, se conoce que los pequeños obesos tienen un riesgo mayor de tener el colesterol y los triglicéridos altos. Asimismo, suelen desarrollar una intolerancia a la glucosa y tienen más probabilidades de padecer diabetes.
- Problemas vasculares. Los estudios han demostrado que el riesgo de padecer hipertensión, problemas del corazón y enfermedades cerebrovasculares en la adultez es mayor en las personas que fueron obesas durante su infancia. Asimismo, la obesidad infantil se asocia con un mayor riesgo de muerte prematura y discapacidad en la adultez.
- Trastornos emocionales. Los niños que son obesos suelen tener una baja autoestima, un problema que se agudiza a medida que se encaminan hacia la adolescencia. De hecho, nueve de cada diez niños obesos desarrollan una percepción negativa de su imagen corporal, sintiéndose avergonzados de su aspecto. De la misma forma, su autopercepción afecta las relaciones que establecen con los demás ya que a veces se sienten rechazados y excluidos del grupo de amigos. Como colofón, se ha apreciado que el riesgo de desarrollar depresión aumenta en un 55% en los niños obesos.