Miguel, de 8 años y vecino del barrio madrileño de Vallecas, apenas tiene tiempo de quitarse la mochila cuando llega del colegio a casa porque, inmediatamente, tiene que sentarse a hacer los deberes. Así pasará la tarde, preparando exámenes, haciendo ejercicios de matemáticas, leyendo libros en un tiempo récord, sin apenas tiempo para jugar y nervioso. A este alumno, como a muchos otros, se le ha inculcado desde el sistema educativo que, para triunfar en la vida, tiene que ser un niño de 10.
En palabras del sociólogo Mariano Fernández Enguita, se trata de promover “una mentalidad muy extendida en España, punitiva y excluyente: es la vieja idea de que unos valen para estudiar y otros no”. El modelo a seguir son los estudiantes excelentes, los que sacan las mejores notas. Niños con apenas 10 años sienten que si no dan la talla intelectual no van a llegar a ser nada en la vida. En su informe Fracaso y abandono escolar en España, este experto denuncia que la escuela española es muy poco flexible al respecto y que es un error bloquear en su camino educativo a un alumno que haya suspendido varias asignaturas.
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