Los defensores de la jornada continua consideran que ésta favorece un mayor contacto de los padres y madres con sus hijos. Sin duda, esto puede ser cierto en el caso de aquellas familias en las que los padres coman en casa y dispongan de tiempo libre por las tardes para dedicarlo a sus hijos. Es lo que pudiera suceder en familias con ama de casa, y en aquellas en las que ambos cónyuges trabajan y al menos uno es funcionario o dispone de un horario laboral favorable. Obviamente, ésta no es la situación de la mayoría de las familias.
El hecho de disponer de las tardes libres implica correr el riesgo de que un alto porcentaje de niños caigan, aún más, en las garras de la televisión, los videojuegos y, en general, el ocio improductivo.
Fuente: «Tiempos escolares», Rafael Feito Alonso, Profesor titular de Sociología de la Educación de la UCM. «Cuadernos de Pedagogía», nº 365