Podemos estar más o menos de acuerdo con las tesis de L’Ecuyer pero todos hemos visto niños de educación infantil que llegan al colegio a las ocho de la mañana y, después de las permanencias matutinas y las horas lectivas correspondientes, se quedan otra vez en permanencias hasta las siete de la tarde.

Existen ya movimientos que propugnan la conciliación laboral con los horarios familiares (@ReformaHoraria) pero, incluso antes, es necesario no confundir el servicio a las familias  con alargar infinitamente el horario infantil. Es muy duro generalizar (poner a todo el mundo en el mismo rasero) y más en circunstancias económicas duras donde existen familias con necesidades muy parentorias, pero no es menos cierto que a menudo abusamos como padres de las posibilidades que se nos ofrecen para diluir, sino dilapidar, nuestro rol paterno.

Conciliar horarios sí; responsabilidad familiar, también.

Puedes ver en el siguiente enlace el vídeo sobre el debate de la duración de las vacaciones: http://www.ididactic.com/horarios-escolares-y-laborales/