La utilización del móvil debe cernirse a unas reglas claras, asumidas y consensuadas. No tiene sentido que el móvil sirva para aislar a la persona que lo utiliza de la gente que le rodea, con el pretexto de acercarle a los que tiene lejos. En el apartado de consejos prácticos se exponen algunas directrices generales que pueden servir como punto de referencia a la hora de decidir cuándo dejar que nuestro hijo utilice el móvil y cómo descubrir que está preparado para hacer un uso adecuado.
Las reglas para utilizar el teléfono móvil se marcarán según las edades, y se deberán analizar cuáles son los momentos o situaciones en los que su uso es adecuado y cuál es el nivel de madurez de nuestro hijo para hacerle partícipe de nuevas responsabilidades que pueden conllevar nuevos privilegios: es una dualidad de equilibrio entre nuevas responsabilidades y nuevos privilegios que encamina a nuestros hijos hacia una autonomía total.
Las posibilidades de comunicación y de ocio que ofrecen los móviles se utilizarán siempre que no nos separen de la gente que nos rodea. De la misma forma que puede ser una herramienta útil, puede también ser una herramienta que aísle y cree adicción. Su utilización debe hacerse dentro de un contexto de autonomía responsable y sólo tendrá sentido si enriquece otras herramientas de comunicación.
Extracto del artículo: Los móviles y los adolescentes