¿Qué le han dicho a usted sobre la jornada escolar intensiva? ¿Que evita la primera hora de la tarde, «la peor» para trabajar? Convierte en lectiva la última hora de la mañana, peor según todo lo que se sabe de ritmos biológicos y psicológicos y por la carga de trabajo acumulada.
¿Que aumentará el rendimiento? No hay un solo dato que indique un aumento y sí unos cuantos que apuntan un descenso del rendimiento.
¿Que serán las mismas horas? Como los niños no aguantan ese ritmo, se recortarán bastantes minutos entre clases.
¿Que habrá muchas extraescolares por la tarde? El primer año: después decaerán por desinterés del centro e inasistencia de alumnos.
¿Qué no afecta a los comedores? Se perderán comensales y afectará a los que estén al límite de la viabilidad económica.
¿Que mejorará la conciliación familiar? La de los maestros y la de algunos alumnos, pero empeorará la de otros (hay que levantarse y acostarse antes) y no afectará al resto. Usted sabrá cuál es su caso.
¿Que los profesores tendrán más tiempo para coordinarse y para formarse? No tiene efecto sobre formación y reduce el contacto entre docentes.
¿Que es experimental y se evaluará? En 20 años no se ha hecho en ningún centro, y el suyo no será el primero.
No hay una sola voz científica a favor de la jornada continua: sólo las de los maestros, sobre todo sus sindicatos. ¿Le conviene a usted? Si su hijo pierde tiempo en la escuela y puede asegurarle una tarde formativa, adelante; si anda ya justo y no puede ofrecerle más que la televisión y la calle, evítela.
¿Por qué la proponen? Sencillo: los maestros se recogen antes; los sindicatos ganan votos; la izquierda complace a los sindicatos; la derecha favorece a la privada, reduce gastos y divide a la comunidad escolar. Algunos alumnos ganan, aunque la mayoría pierde.
*Mariano Fernández Enguita es catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.
Fuente de la noticia: www.elmundo.es