“En Educación no todo depende de la inversión, y los hechos lo demuestran». Estas contundentes palabras de Cristina Cifuentes le han servido para salir al paso de las críticas por el recorrido que lleva la Comunidad de Madrid en los últimos años en financiación educativa. Un contraataque que lanzó este martes la presidenta regional y en el que enumeró los trabajos que ha ido realizando su gobierno para “consolidar el sistema educativo madrileño”. Sin embargo, tan solo en los últimos meses, los vacíos en esta materia han salido a relucir.

Por Marco González:

Sin ir más lejos, la cercanía de la vuelta del curso escolar ha renacido un problema que se ha convertido en un quebradero de cabeza para las familias. ‘¿Llegarán a tiempo las obras del colegio?’ Esta es la eterna pregunta que se realizan asociaciones de padres y madres al ver que el Ejecutivo autonómico continúa con su apuesta de construir centros educativos por fases. Y los tiempos no terminan de darse, por lo que los trabajos de construcción han de convivir durante varias semanas con el día a día de los alumnos.

Una construcción por fases que la experiencia en Madrid deja dos características: las constructoras licitan a la baja (con una media del 30%, tal y como constató este medio) y luego tienen serios problemas para llegar a tiempo para entregar los trabajos -incluso varias empresas han tenido que dejar el encargo-. De hecho, bien entrado el curso anterior, 15 de las 21 obras que se estaban llevando a cabo en centros educativos estaban inacabadas con la vuelta a las clases, cifra que se elevaba en comparación a aquellos edificios pendientes de alguna actuación. “Te lo venden como ventajosa, como un éxito y no ven que se queda todo a medias”, denunció Carla Centeno, portavoz de la Plataforma por la Educación Pública en Las Tablas.

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A este conflicto -el cual ha llevado a que varias AMPAs se unan en torno a la Plataforma por la Defensa de Centros Educativos de Calidad en Madrid– se le suma otros dos muy relacionados con las infraestructuras: la falta de centros públicos en grandes zonas de la región y el cierre de institutos ‘emblemáticos’. Y es que, mientras la apuesta por el bilingüismo (también criticado) e incluso el trilingüismo sigue creciendo en Madrid, aún queda la casa por hacer en barrios de la capital, como Las Tablas, Rejas o Montercamelo, zonas como La Garena en Alcalá de Henares o la localidad de Loeches donde no disponen de ningún instituto público de Enseñanza Secundaria y que junta a más de 100.000 madrileños en total.

Pero un choque ha sido el gran protagonista en los últimos meses entre el Gobierno de Cifuentes y la comunidad educativa: el cierre del IES Pérez Galdós. La decisión unilateral de la Consejería de Educación de poner punto y final al centro ha provocado numerosas acciones por parte de alumnos, familias, sindicatos y partidos. De hecho, el caso llegó hasta Bruselas con varias preguntas parlamentarias. Otras instituciones como el Ayuntamiento de Madrid también se posicionó a favor del mantenimiento del instituto público. Una lucha en la que tampoco han faltado las denuncias judiciales, así como múltiples movilizaciones y hasta un encierro. El Ejecutivo autonómico se ha mostrado firme en su plan: el IES Pérez Galdós se cerrará. Y con la clausura también ‘se finiquita’ otra serie de cuestiones como acabar con uno de los cuatro únicos centros de secundaria de Madrid con Aula TEA (Trastorno del Espectro Autista).

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«Madrid tiene un problema con la inclusión y el consejero no lo afronta”. Esta crítica lanzada desde Ciudadanos tiene un remitente: el consejero de Educación. Y el asunto de la denuncia no es otro que el déficit de la Comunidad de Madrid con los alumnos con TEA. En declaraciones a ElBoletín.com, Tomás Marcos, portavoz de la formación naranja en la Comisión para las Políticas Integrales de la Discapacidad en la Asamblea de Madrid, reprochó la política autonómica que se está llevando en la región con estos estudiantes: “Cifuentes presume de estar preocupada por las personas con autismo cuando no es verdad”. La ‘puntilla’ la completó Gonzalo de Leyva, padre de una niña con autismo, en una carta a este medio donde lamentó los problemas que sufrían para poder escolarizar a su hija en un Aula TEA (finalmente, tras la repercusión, la Consejería de Educación rectificó, aunque, según apuntan desde la oposición, este problema se reproduce en varias familias madrileñas).

El peso de la escuela concertada y privada

Las sucesivas denuncias que se han ido dando en los últimos meses han estado acompañadas de un componente no falta en todos los casos: la sombra de la escuela concertada o privada. ‘O escolarizar en un centro de este tipo o pocas soluciones’ es uno de los mensajes que reciben las familias cuando se enfrentan a un colegio inacabado (en algunos centros la salida son los barracones) o a un barrio sin colegios públicos como sucede en Las Tablas. Mientras tanto, la educación concertada sigue cogiendo músculo gracias a la mano de los presupuestos autonómicos o a los guiños de Cristina Cifuentes.

Recientemente, la Cadena SER publicaba cómo con la llegada del nuevo curso escolar también aumentarían las aulas de centros privados pagados con fondos públicos: serán ya 15.491 las unidades, 210 más que el curso anterior, lo que va a suponer -según apuntaron al medio desde la Consejería de Educación- un gasto estimado de 15 millones de euros. Una deriva que ya se apreció cuando se hicieron públicas las cuentas para 2017. Los presupuestos aprobados por el Partido Popular y Ciudadanos cifra en 987 millones la dotación para la enseñanza concertada. Una partida que supone más dinero que el destinado para las universidades (932); para la ESO y FP (771); y para la Educación Infantil, Primaria y Especial (798).

El crecimiento de la concertada La partida destina a los conciertos con la enseñanza concertada se ha disparado en los últimos años. Si en 2009 se presupuestaron 793 millones de euros; en 2012 ya aumentaba hasta los 884. Unas cifras que no han dejado de crecer: en 2015 se situó en los 934 millones; en 2016 pasó a los 970 y en este curso ha seguido su escalada presupuestaria hasta los 987 millones de euros.

Asimismo, la escolarización en especialidades como la Formación Profesional ha sido también objeto de demanda social. A finales de este mes de julio, UGT ya advertía de la carencia que tiene la Comunidad de Madrid con esta educación: “Un año más, miles de alumnos y alumnas ven su esperanza de formación defraudada al no poder acceder a una plaza de Formación Profesional, cuya oferta pública se encuentra muy alejada de la demanda desde hace años”. Algo que, por su parte, ha constatado la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos Giner de los Ríos, la cual calcula que “en determinados centros de formación profesional tan solo han podido atenderse 80 solicitudes de una demanda de 380″.

Una cascada de lagunas en la educación pública madrileña que no han sido mencionadas por Cristina Cifuentes cuando se le ha recordado la baja inversión que ha ido impulsando la Comunidad de Madrid. Aun así, la presidenta popular ha querido recordar algunos logros de su gestión, los cuales, aunque con matices, cabe destacar, como es la baja tasa de abandono escolar: «Desde el inicio de la legislatura no hemos parado de incrementar la financiación».

«El año pasado gastamos 73 millones más en Educación y este año 117 millones de euros más. Hemos incrementado la plantilla en 1.616 profesores más [aunque no sin críticas por el «caos» de este proceso] y hemos batido el récord histórico en concesión de becas y ayudas. Hemos bajado las tasas universitarias en grados y másteres [aún lejos de recuperar niveles anteriores a la crisis], los precios de las escuelas infantiles [no sin polémica con el Ayuntamiento de Madrid], hemos incrementado en 20.000 las plazas escolares nuevas y aumentado las bilingües», concluía Cifuentes.

Fuente: www.eldiario.es

Unos aspectos a celebrar que no ‘ocultan’ las denuncias de familias, sindicatos, asociaciones y partidos de la oposición.