«El ajedrez es como la vida», suelen decir los que aman a este deporte. Lo hacen porque el tablero, en apenas 64 escaques, encierra un universo completo en sí mismo; un escenario donde se desarrolla un drama similar al de la vida. Con toda su grandeza y sus miserias, su justicia y sus torpezas, su valentía y sus disparates, su crueldad y su inteligencia… Todo resumido en una misma cosa: su belleza. Se juega al ajedrez como se vive, y por eso este deporte siempre ha sido una fuente inagotable de metáforas y de grandes enseñanzas.
La utilización del ajedrez como herramienta pedagógica no es un concepto nuevo. Diferentes estudios científicos han demostrado desde hace décadas que permite desarrollar habilidades y valores fundamentales para el ser humano. «Incide en muchísimos aspectos beneficiosos: capacidad de concentración, visión espacial, estrategia, memoria, autocrítica, responsabilidad, autoestima, planificación, imaginación, creatividad, tenacidad…», explica Leontxo García, periodista especializado en ajedrez y uno de sus principales divulgadores en España.
Antes del 11 de febrero, fecha en la que se aprobó esta proposición no de ley, había aproximadamente 1300 centros educativos en España de los que en 300 se impartía ajedrez en horario lectivo y, en 1000, como actividad extraescolar. A partir de entonces, esta cifra se ha disparado, aunque todavía es pronto para concretar un balance exacto. Las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias educativas y su ritmo de implantación está siendo diferente. Lo que sí que parece claro es que la demanda es mucho mayor que la disponibilidad de docentes formados.
“Ahora, la gran tarea está en formar en ajedrez a docentes.“
«La idea del ajedrez educativo ya ha empapado a la sociedad española. Ahora, la gran tarea está en formar en ajedrez a docentes«, continúa Leontxo García, que trabaja para la Fundación Kasparov Iberoamericana, la cual ya ha instruido a 7.000 profesores en México y Panamá, y espera continuar con esta labor en España durante los próximos meses. Su programa se basa en un seminario intensivo de 12 horas repartidas en dos días, además de otras 230 horas de formación en internet.
Los profesores no necesitan convertirse en expertos en ajedrez, les basta con adquirir conocimientos elementales y saber aplicarlos. Su formación tiene que asegurarse de que comprendan y asimilen las grandes posibilidades educativas de este deporte. Hay que recordar que no se trata de jugar al ajedrez en clase, sino de emplearlo como herramienta educativa.«Hay un proverbio indio que asegura que el ajedrez es un inmenso mar en el que un mosquito bebe y un elefante se baña. En este caso, con que sean mosquitos, vale», expone Leontxo a modo de ejemplo.
“Jugar aprendiendo, aprender jugando”
En el uso educativo del ajedrez hay un lema sagrado: “Jugar aprendiendo, aprender jugando”. El ambiente en el que se desarrollan las clases siempre tiene que ser lúdico. El ajedrez puede ser muchas cosas: un deporte, un arte, una ciencia… Pero por encima de todo es un juego. Y esa es una de sus mejores armas a la hora de trasladarlo a las aulas.
Hay diferentes opiniones sobre cuándo es la mejor edad para comenzar a trabajar con los niños por medio del ajedrez. «Yo creo que desde preescolar, y no estoy diciendo nada descabellado, -opina Leontxo-, en algunos de los mejores colegios de España se está probando desde 1998, con grandes resultados». «Los niños de entre uno y dos años pueden empezar a familiarizarse con el ajedrez. Y es a partir de los tres años cuando comenzarían las enseñanzas más importantes: psicomotricidad, geometría, pensamiento lógico, respeto por las normas, control de primeros impulsos…», añade.
El ejemplo extremeño
El poder beneficioso del ajedrez no se agota, ni mucho menos, en las aulas. Se ha demostrado que puede ser muy útil en diferentes aplicaciones sociales y terapéuticas, como pueden ser el retraso y prevención del Alzheimer, síndromes de Down o de Asperger, autismo, tratamiento psicológico de cánceres, trastornos mentales graves… Sin olvidar su uso en cárceles, centros de rehabilitación de drogodependientes o talleres de desempleados.
“El ajedrez es el único deporte que se puede disputar por internet.“
Leontxo García no duda a la hora de señalar a la comunidad autónoma española donde se ha trabajado mejor y más intensamente en este sentido: «Extremadura está a la vanguardia de España en el uso social y terapéutico del ajedrez. Lo han hecho muy bien los diferentes Gobiernos que se han ido sucediendo, de uno y otro signo político. Solo por poner un ejemplo, allí está el centro de La Garrovilla, donde los resultados han sido asombrosos con drogodependientes que presentaban graves secuelas cerebrales».
Simbiosis, ajedrez – tecnología
Por otra parte, la convivencia del ajedrez con la tecnología no ha hecho otra cosa que enriquecerlo, formando una perfecta relación de simbiosis. «Es el único deporte que se puede disputar por internet. Tiene 1.500 años de historia, pero encaja perfectamente en las nuevas tecnologías. Aunque hay una diferencia fundamental: internet no enseña a pensar, y el ajedrez sí», opina Leontxo.
A pensar y a manejarnos en la vida. Porque, como gran enamorado del ajedrez, este periodista y antiguo jugador semiprofesional está convencido de que, en última instancia, este deporte lo que realmente hace es enseñar a vivir.