“Por definición, cuanto menos tienes, menos hay que almacenar, limpiar y mantener”. La idea de Bea Johnson, que gracias a un libro y sus conferencias se ha convertido en una especie de gurú del reciclaje, parece sencilla. Pero en un mundo en el que estamos acostumbrados a acumular posesiones -desde las más valiosas a las más estúpidas- seguir sus consejos no es tan sencillo. Exige, para empezar, de una fuerte dosis de concienciación respecto al futuro de nuestro planeta y, por supuesto, también la determinación de cambiar de hábitos. Y es precisamente en este segunda cuestión en la que la francesa es una auténtica experta, tanto que ha sido capaz de convertir sus consejos en un libro, Residuo cero en casa. Guía doméstica para simplificar nuestra vida, que se ha traducido a 20 idiomas y ha llegado a bestseller en varios países. Una muestra, asegura Johnson, de que el tema de la disminución de residuos en casa interesa (y mucho) “aunque al principio se burlaran de nosotros”. Cuando habla en plural Johnson se refiere a su familia, a quienes ha convertido en sus más firmes aliados, y con quienes protagoniza fotografías y vídeos tanto en Instagram como en Youtube donde acumula suscriptores y cientos de miles de visualizaciones.
Cada uno de nosotros genera de media un kilo y medio de residuos diarios. Unos 440 kilos anuales. Por residuos entendemos todo aquello que acaba en el vertedero o la incineradora sin posibilidad de ser reciclado. Casi media tonelada en envases de plástico, bricks, bolsas, latas, pilas, aparatos electrónicos, etcétera. Según un informe del Banco Mundial publicado en 2016, en todo el planeta producimos 1.300 millones de toneladas al año. Una cifra que no para de crecer y que podría convertirse en insostenible si no hacemos algo para evitarlo pronto. Obviamente son necesarias políticas públicas y una fuerte concienciación por parte de las grandes empresas -los gigantes de la alimentación, por ejemplo, están en la actualidad ofreciendo compromisos para reducir los envasados plásticos- para revertir esta tendencia. Pero también es cierto que lo que cada uno haga en casa puede ayudar mucho. Y es aquí donde entran en juego las prácticas que lleva desarrollando Bea Johnson durante una década. El resultado, según muestra ella misma en su web, es llamativo: todos los residuos que generan en su familia durante un año caben en un tarro de cristal. Ahora, imaginemos las cientos de bolsas que cada uno de nosotros depositamos en la basura y nos daremos cuenta de que, al menos, merece la pena escuchar lo que Johnson quiere proponernos. Porque lo que propone nos conviene.
El método Residuos Cero que defiende la autora francesa está resumido en cinco normas: rechazar (“esta es la más importante, aprender a decir que no a aquello que no necesitamos”), reducir, reutilizar, reciclar y compostar. En su familia llevan una década practicándolo y parece que no les funciona mal: “nos centramos en ser, en lugar de en tener” dice Johnson.