¿Puede una niña de cinco años decidir si quiere o no llevar falda al colegio? «No. Seamos realistas. A esa edad no tienen capacidad para decidir. La responsabilidad es de los padres y de los centros escolares». Inés Herreros pertenece a la la Unión Progresista de Fiscales y es miembro de la Asociación Gafas Lilas Contra las Violencias Machistas. «La falda tiene una incidencia directa, por ejemplo, en el juego. En cómo juegan las niñas y cómo juegan los niños. Las niñas tienen que decidir entre hacer el pino o enseñar la ropa interior. Deben decidir entre jugar al fútbol y otro tipo de actividades o ponerlas en práctica y enseñar su ropa interior».

La connotación negativa de la falda

El origen de la falda se remonta casi al principio de los tiempos. Concebida en un primer momento para que el ser humano pudiera cubrirse del frío, su utilización no se ceñía exclusivamente a la mujer. De hecho, el género masculino de distintas civilizaciones la utilizó durante siglos. «En la actualidad es una prenda con una connotación negativa. Les enseña a las niñas a cómo no tienen que moverse. Saben que si la llevan están limitadas en sus movimientos e incluso llega a determinar cómo tienen que ser como personas», afirma Inés. Para las asociaciones que defienden que la falda no sea una prenda obligatoria por no haber alternativa, el uso de esta prenda lleva parejo una conducta de ‘señorita’, «las señoritas cierran las piernas, las señoritas se comportan bien, no son activas, dan buena imagen. Esto se está representando con las faldas. Las faldas y los pantalones diferencian entre niños y niñas, incluso ellos (los niños) están creciendo con esa visión con la creencia de que su uso se identifica con determinados roles de la mujer dentro de nuestra sociedad. Lo que visibiliza es una sistemática discriminación y una vulneración constante de la igualdad de las niñas en los centros escolares. No se está respetando el marco legal», destaca Inés.

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