“No hay que dejar nunca que los niños fracasen; hacerlos triunfar ayudándoles si es necesario, mediante una generosa participación del maestro. Hay que hacerlos sentirse orgullosos de su obra. Así será posible conducirlos hasta el fin del mundo”, afirmaba el pedagogo francés Celestine Freinet en su libro Técnicas Freinet de la escuela moderna.
Esta semana he tenido la suerte de volver al recomendable espacio de La 2 de TVE La Aventura del Saber. Desde aquí quiero agradecer la invitación y darles la enhorabuena por el programa y por su profesionalidad. Merece la pena consultar el archivo del programa.
En esta ocasión hablamos de cambio educativo y de evaluación. Dos temas claves y de absoluta actualidad. Dos temas además profundamente relacionados entre sí.
No son pocos lo investigadores y los profesionales de la educación que llevan años estudiando el cambio educativo y que sostienen que la clave para este cambio se encuentra en modificar nuestra manera de evaluar. Cuestionarse cómo evaluamos, cambiar los objetivos de la evaluación, fomentar una evaluación formativa, experimentar con nuevas maneras de evaluar son para muchos el primer paso para el cambio educativo (para estas cuestiones recomiendo visitar el Blog EvaluAccion)
En cierta manera hemos confundido el acto de aprender con el de aprobar exámenes. Y esto, además de provocar exclusión, es una manera muy limitada de abordar la complejidad de la educación y el aprendizaje. No es lo mismo evaluar que examinar, ni evaluar que calificar. Aprender no es aprobar exámenes.
Nuestra propia experiencia hace que equiparemos la evaluación al acto de calificar. En general, domina la finalidad de rendición de cuentas sobre el objetivo formativo y de aprendizaje. Sabemos, sin embargo, que los exámenes no son la única manera de evaluar el aprendizaje. Disponemos de un amplio catálogo de formas de evaluar bastante más finas que el exámen o el test (aquí). Parece una obviedad pero nunca está de más recordar que nuestro objetivo como docentes es la calidad del aprendizaje de nuestros alumnos. Superar exámenes. Obtener títulos (Diploma Disease. Ronald Dore) no debería ser nunca el objetivo. El fracaso no es un indicador de éxito. Como dice Freinet no deberíamos permitir que los niños fracasen.
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