(…) Yo como neuropsicólogo y como padre de tres niños pequeños me encuentro dividido. Quiero aclarar que llevo a mis hijos a una escuela pública porque creo en el modelo público, trabajo en un centro de rehabilitación público y sé que en el ámbito sanitario los mejores profesionales y recursos están en lo público y por esa misma razón llevo a mis hijos a un colegio público. Las pequeñas, en el ciclo de infantil, no tienen deberes, aunque el mayor sí. Como sinceramente, no conocía los puntos a favor y en contra de los deberes en el desarrollo académico de mis hijos (más allá de mis impresiones y otros conocimientos generales de neurociencia), me he sumergido en los artículos científicos para tomar una decisión acertada con respecto a los deberes y compartirla con vosotros. He encontrado muchos artículos interesantes, pero, sin lugar a dudas el más interesante es esta revisión de más de 100 investigaciones y que fue publicada en 2006. En este tipo de estudios se suelen seguir tres tipos de experimentos principalmente:
- Se comparan los niños de un cole en el que no hay deberes con los de otro cole en el que sí hay deberes
- Se elige unos colegios al azar y las clases se reparten aleatoriamente, de tal manera que, por ejemplo, los alumnos de las clases de 1ºA y 1ºB tienen deberes durante un curso, mientras que los alumnos de 1ºC y 1ºD no tienen deberes durante el mismo curso. De esta manera se puede comparar el efecto de los deberes entre grupos más similares todavía.
- Se comparan distintas clases del mismo grado en función de la cantidad de tiempo de deberes que reciben; por ejemplo los colegios que piden una hora de deberes a sus alumnos, frente a los que piden dos horas de deberes, frente a los que piden 3 horas de deberes.
Dentro de las variables que se analizan las principales que recogen las distintas investigaciones son:
- Resultados académicos (qué nota obtuvieron los alumnos en las distintas materias y evaluaciones)
- Aprendizaje a corto plazo (mejor recuerdo de la materia explicada en clase recientemente)
- Aprendizaje a largo plazo (mejor recuerdo de la materia explicada en clase hace más tiempo)
- Beneficios no académicos (mayor autocontrol, mejor organización del tiempo, mejor capacidad de solución de problemas, mayor capacidad de trabajo autónomo).
- Beneficios familiares (mayor implicación de los padres en la escuela y en los resultados académicos)
- Saturación (hartazgo y rechazo por la escuela)
Los resultados de esta revisión de más de 100 estudios son muy complejas de analizar (llevo varios días estudiándolos) aunque hay tres datos muy claros y muy interesantes.
- Para los niños de infantil y primaria NO se observan grandes beneficios de los deberes ni en cuanto a sus resultados académicos, ni en cuanto a su capacidad de aprendizaje. Sí se observan ligeros beneficios en cuanto a la capacidad de organizarse el tiempo o trabajo autónomo, así como en cuanto a la implicación de la familia en el rendimiento académico de los niños; los padres están más al tanto del material que estudian los niño y tienen un contacto más estrecho con los profesores.
- Para los niños de primaria SÍ se observa una relación entre una carga excesiva de deberes y una mayor saturación en el sentido de que cuantos más deberes mayor hartazgo académico y mayor rechazo hacia la escuela.
- Para los niños de secundaria SÍ se observan ventajas de los deberes en cuanto al nivel de aprendizaje, resultados académicos y otros beneficios no académicos. Sin embargo los estudios también dejan claro que si el tiempo de ejercicios supera las dos horas, los beneficios se reducen significativamente y los deberes comienzan a ser contraproducentes.
He encontrado otros estudios interesantes que coinciden en sus apreciaciones, aunque por poner un contrapunto este otro estudio inglés sugiere que los deberes pueden ser beneficiosos en el ciclo de primaria a nivel académico, aunque los limita a una media de 30-60 minutos a la semana.
Una vez leído estos artículos yo no lo tengo mucho más claro que al principio. ¿O igual sí? Creo que la mejor conclusión es que en el tema de los deberes, como en tantos otros aspectos de la vida, las cosas no son ni blancas ni negras. En base a esto, estas son mis valoraciones:
Ciclo Infantil: Está claro que en el ciclo de infantil los deberes no deberían existir (por suerte los profesores de infantil de nuestros hijos no les ponen deberes, más allá de realizar alguna actividad colaborativa con los padres). La principal función de la escuela durante estos primeros años debería ser la de despertar en ellos el disfrute por el aprendizaje y el descubrimiento y no saturarles de ejercicios que provocan un rechazo a todo lo que tiene que ver con la escuela y el aprendizaje
Ciclo de primaria: Pueden introducirse con mucha moderación, porque su utilidad académica está muy cuestionada. Los niños siguen necesitando mucho tiempo de juego, el aprendizaje debería seguirse apoyando en la experimentación más que en las tareas de casa y, en cualquier caso se debería seguir favoreciendo el vínculo con el colo como un lugar de aprendizaje y descubrimiento y no saturarlo con excesiva carga de deberes. Además los niños de 6, 7 u 9 años pueden acusar mucho el cansancio a media tarde y no ser capaces de rendir intelectualmente después de haber jugado y corrido todo lo que su cerebro necesita. A pesar de ello una pequeña cantidad puede beneficiar a crear buenos hábitos de trabajo en casa y que las familias estén más conectadas con la escuela.
Ciclo de secundaria: Los deberes, de acuerdo a toda la literatura revisada potencian la capacidad de recuerdo y ayudan a desarrollar hábitos, así como para afianzar conocimientos. Nunca deberían pasar de las dos horas al día.
La verdad es que para mi podría ser muy fácil adoptar la postura de decir que creo que los deberes son malos para los niños de primaria, siguiendo corrientes que gustan a la mayoría de los padres. Sin embargo, no lo puedo hacer. Principalmente porque después de leer muchos artículos y entrevistas con los mayores expertos de educación del mundo, me he dado cuenta de que la mayoría de ellos coinciden en que los deberes en su justa medida son más beneficiosos que perjudiciales. También porque no creo que desacreditar al profesor sea un buen camino para el encuentro de opiniones. Muchos pedagogos expertos en el tema de los deberes apuntan a que la mejor fórmula (no hay perfecta) para aplicar al tema de los deberes es bien sencilla. A partir de primaria 10 minutos de deberes al día por curso. Es decir; 10 minutos en primero de primaria, 20 minutos en segundo de primaria y así sucesivamente hasta llegar a los 120 minutos en segundo de bachillerato. Según los expertos si los profesores cumplieran esta norma sacaríamos el máximo rendimiento produciendo la mínima disrupción.
Hay otra apreciación con la que coincido con el Dr Harris Cooper (uno de los mayores expertos en el ámbito de la utilidad o no de los deberes). Si realmente no queremos sobrecargar a los niños de primaria. Si queremos que vayan al colegio contentos…la primera elección no es la de deberes sí o deberes no, sino la de extraescolares sí o extraescolares no. Muchos niños reniegan de hacer los deberes (que forman parte de la formación obligatoria) porque están agotados después de haber hecho actividades extraescolares de mayor o menor relevancia. Como en todo, lo difícil es encontrar el equilibrio.
No quiero decir que no haya una petición legítima. Sin lugar a dudas creo que los niños en España tienden a traer demasiados deberes y que esto produce una sobrecarga emocional y familiar en muchos casos. No voy a animaros en un sentido o en otro. Sólo espero que este post os haya ayudado un poco a entender el tema de los deberes mejor y posicionaros con argumentos científicos sobre este tema y que muchos profes se sumen de manera voluntaria a la iniciativa de no dar deberes a los niños en los fines de semana de este mes de Noviembre.
Álvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres” (Plataforma Editorial).
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Fuente: www.elcerebrodelniño.com