«Hola soy Hugo, tengo diez años, vivo en Cala de Bou y mi cole es Can Misses». Esta es la presentación del vídeo realizado por sus compañeros de 5º de primaria del colegio Can Misses para dar a conocer la historia de Hugo, un niño diagnosticado de síndrome de Asperger, que este curso se ha quedado sin el auxiliar técnico educativo (ATE), un personal de apoyo en el aula que permite al niño seguir las clases y acompañarlo ante cualquier circunstancia en la que sea necesario.

Con mil visualizaciones y tres minutos de duración, relata con el lenguaje directo y espontáneo de los niños, que hicieron el guión, lo que supone el día a día en el aula con Hugo, un compañero al que quieren, es cariñoso, que tiene sus días buenos y cómo afecta a la vida escolar sus malos momentos. «Cuando se enfada se va de clase, tira cosas. Hay que dejarle espacio para que se desahogue», relatan sus compañeros en elvídeo que tiene como sonido de fondo la canción Volar de Macaco.

La idea del vídeo surgió de manera improvisada por sus compañeros y la tutora del grupo, Sonia Ferrándiz, para dar a conocer a Hugo, sus gustos, lo que rechaza, que «fuera consciente de que ya no tenía esa ayuda y también para dar a conocer realmente que este niño tiene muchas capacidades», dijo la tutora. Después de dos cursos consecutivos con una auxiliar de apoyo en el aula, este año Hugo no cuenta con el apoyo de Lucia, el nombre de la ATE y persona de referencia en el aula.

«Hugo es un niño inteligente que puede seguir los contenidos de las clases, pero necesita una ayuda extra para seguir instrucciones o para que le expliques el por qué de las cosas», dice su tutora. Es un niño metódico al que le afecta cualquier cambio en su rutina, un rasgo de los niños con este síndrome. «No entiende los cambios, levanta la voz y empieza a rebatir lo que se habla. Requiere una atención más personalizada o detallada. O le atiendes a él o a los demás», añade. Conforme va avanzando el día y Hugo está más cansado, «se pone más nervioso, tiene autonomía pero necesita una persona que le marque lo que tiene que hacer; Hugo se va del aula si tiene una crisis. A veces tienes que parar la clase», comenta su tutora del grupo con 23 niños.

El trabajo en grupo es otra de las dificultades. «Se levanta en el momento que dejas de prestarle atención. Pasa de todo. Hemos dado un paso atrás al retirarle la ayuda. Si la quitas progresivamente puede fomentar la autonomía, pero si se la quitas directamente es donde viene el problema. Una ayuda sería buena para él y sus compañeros», opina. Sonia respalda la idea de la escuela inclusiva: «Es lo mejor que le puede pasar a este tipo de niños, pero si tienes recursos; tenemos una sensación de angustia porque pensamos que deberíamos hacer el doble de lo que se tiene que hacer», se lamenta la tutora.

«Cuatro sí y tres no»

«Esto es lo que está pasando, pero lo ideal es que se cuente con una persona de apoyo», apunta Mayte Portillo, la madre de Hugo. Además de su hijo, otros dos niños se han quedado sin personal de apoyo: un niño de cuatro años de infantil, con retraso madurativo, y otro de segundo de primaria, con trastorno del espectro autista (TEA). En la denegación de la petición de Hugo se argumenta que es por un trastorno de conducta cuando el niño ya está diagnosticado por el síndrome de Asperger, que se encuentra dentro del TEA.

El colegio, con 17 niños con necesidades especiales, pidió ATES para siete alumnos del centro en junio, pero sólo se concedieron para cuatro. «Nos respondieron por cada niño, de quién necesita y quién no. Nos quedamos descolocados cuando nos dijeron que cuatro niños sí y tres no. Nuestra reivindicación es que estos tres niños tenían un apoyo el año pasado que este no lo tiene», apunta el director del colegio, Joan Amorós. Educació argumenta que el colegio tiene el mismo número de alumnos con necesidades, que el curso pasado. «El año pasado se fueron dos alumnos que tenían cuatro sesiones de apoyo pero este curso entraron dos niños de tres años con autismo y sin control de esfínteres, que requieren mucha más atención y, por ende, más sesiones de apoyo. Todo esto viene por un cambio de criterios de Atención a la Diversidad sin contar con los psicopedagogos y los centros. Con el nuevo criterio se homogeneiza y en necesidades especiales hay que mirar caso por caso. Ese es el origen de todo», explicó el director. Los padres de niños con necesidades han empezado a agruparse en las redes sociales y quieren hacer una asociación. Sin embargo, si no es un problema que afecta a la familia, muchos padres permanecen ajenos. «Hay que pensar que cualquier día te puede tocar a ti. No se lucha sólo por los nuestros sino por los que vienen, por todas las familias que tendrán las mismas vivencias que las tuyas», advierte Amorós.

La lucha de Can Misses es que Hugo y los otros dos niños cuenten con los recursos. Su tutora reconoce que su evolución no es la misma sin la ayuda extra: «Es una pena porque se ha hecho un esfuerzo muy grande con él. Tiene inteligencia pero ha de aprender a gestionarla». La letra de la canción de Macaco del vídeo que han grabado sus alumnos dice «volar, volar, subir, bajar, contigo», pero en el caso de Hugo su vuelo se ha truncado.

Fuente: http://periodicodeibiza.es/