A veces sabemos que algo no es del todo saludable pero miramos hacia otro lado y nos tratamos de convencer de que «un día es un día» o tal vez pensamos «bueno, por una o dos nada más».
Con las gominolas, las chucherías y los caramelos nos pasa muchas veces eso, que nos tratamos de convencer de que «tampoco es para tanto» pero no cuando las tomamos nosotros que ya somos adultos, sino cuando se las dejamos tomar a nuestros hijos, que eso ya deberíamos pensarlo un poco más.
Tal vez, si ves cómo se fabrican las gominolas, quizás jamás se las vuelvas a dar a tus hijos o por lo menos te costará más pensar que «no es para tanto».
No perdáis detalle del siguiente vídeo; no es amable pero tampoco es cruento, es real y queda muy claro cómo es el proceso desde el origen, para fabricar las coloridas y azúcaradas chuches.