Esta frase me quedó grabada tras leer el post “Mamá, hoy estás contenta…”  de Planeta Mamy y me sirve hoy para traer algunas reflexiones. El día a día muchas veces nos sobrepasa y lamentable aunque comprensiblemente podemos hacernos y hacer mucho daño a las personitas que más queremos. Y, precisamente por eso, porque las amamos y son importantes para nosotros hemos de tomar conciencia y replantearnos ciertas cosas.

Cuando “juzgo” que lo que ocurre no debería ocurrir ¡Y está pasando delante de mis narices! Llego tarde, la cocina parece un campo de batalla, ¡Horror! veo una mancha en la chaqueta, me faltan horas de sueño y suena ¡”hasta con música”! la misma cantinela de todas las mañanas: “¡Ha empezado ella!”…. Entonces,  sale lo peor de mí.

La alternativa es PARAR Y RESPIRAR. ¡Qué paradoja cuando PARAR se convierte en un atajo! Sí, en el camino más corto para llegar a ser la mamá que queremos ser, imperfecta aunque la mejor para nuestros hijos.

Parar, respirar y conectar con el momento presente aceptándolo sin juicio.¡Casi nada, ¿Verdad?! Entonces es cuando con recelo y, por qué no decirlo, un poco de cabreo PIENSAS “Unas palabras preciosas, yo también he oído hablar de esa cosa del mindfulness pero eso… ¿Sirve pa´algo?”

No digo que sea fácil. Requiere un duro aprendizaje. Un ejercicio de constancia, consciencia, autoconocimiento y sobre todo de gobierno de uno mismo. De dejar atrás el ruido de nuestra mente, esa historia o diálogo interno que me desconecta del aquí y me separa del ahora, que enturbia y contamina la realidad de este preciso momento con mis juicios, interpretaciones, valoraciones…

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