Vivimos en la era de las nuevas tecnologías y es imposible mantener a los niños al margen de los dispositivos digitales. Además, tampoco sería bueno para ellos, pues parte de sus tareas escolares requieren el uso de ordenadores y tabletas, necesitan estar en contacto con sus amigos (todos tienen móvil) y es seguro que el día de mañana van a tener que recurrir a estos dispositivos para desarrollar su profesión. Ahora bien, entre no prohibirles su uso y permitir que inviertan horas y horas frente a las pantallas de diferente tamaño hay un gran abismo. Y el problema es ese precisamente, que nuestros hijos han caído en la sobrecarga digital. Un ensayo realizado por la Academia Americana de Pediatría (AAP) en 2013 asegura que los niños pasan, de media, ocho horas diarias frente a un aparato electrónico, y hasta once horas en el caso de los adolescentes: una auténtica barbaridad si tenemos en cuenta que esta entidad fija como tope un máximo dos horas diarias de exposición a dichos dispositivos.
En la misma línea, el estudio EU Kids Online II, de 2010, revela que el 86% de los niños españoles entre 11 y 14 años utilizan Internet de forma habitual. Y el Estudio sobre seguridad y privacidad en el uso de los servicios móviles por los menores españoles, elaborado por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO) y Orange en 2011, asegura que la edad de inicio de los niños españoles en el uso de estos dispositivos es… ¡a los 10 años! “Esta precocidad conlleva un riesgo elevado, pues el ser humano tiende a la adicción y los niños, que son más vulnerables, todavía más”, advierte Javier Urra, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud y autor de Mi hijo y las nuevas tecnologías (Ed. Pirámide). Ante tales datos, y considerando que el abuso de las nuevas tecnologías puede causar problemas de aislamiento y obesidad a niños y jóvenes, es evidente que debemos limitar el tiempo que nuestros hijos pasan enganchados al móvil y a la tablet. ¿Cómo? Tome nota.
1. Acompáñele. La Asociación Protégeles recomienda iniciar a los niños en las nuevas tecnologías de la mano de sus padres y justo antes de entrar en la adolescencia, no antes pero tampoco más tarde.
2. Tome conciencia de que hay peligro. “Es muy importante que los padres se convenzan de que existe un peligro real, porque solo a partir de ese momento podrán actuar de una manera efectiva”, afirma Javier Urra.
3. Sea un buen ejemplo. Una vez convencidos de que hay peligro, lo más eficaz es predicar con el ejemplo. Dice Amelia María Arenas Castro, psicóloga infantil y directora del Centro Luna de Psicología Infantil y Juvenil, en Córdoba: “Los niños imitan a sus mayores de continuo…»
4. Ofrézcale alternativas interesantes. Dicho de otro modo: eche mano de su imaginación y proponga a su hijo opciones por las que le compense aparcar sus aparatos tecnológicos.
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